
El director del Rali Cidade de Narón asegura que a la hora de organizar una carrera todo el mundo es importante, desde el primero al último
13 jun 2016 . Actualizado a las 11:24 h.osé Ramón Padín Freire es el director del Rali Cidade de Narón y secretario de la Escudería Siroco Team, organizador de la carrera automovilística naronesa. Militar de profesión, llegó al mundo del automovilismo por afición, fue copiloto de Constantino Cao, con quien posteriormente fundó la escudería naronesa, y a continuación puso en marcha el rali naronés que el sábado celebró ya su vigésimo novena edición.
-¿Cómo llega al mundo del automovilismo?
-Por la gran amistad que tenía con Constantino Cao, éramos vecinos y él era un hombre para el que el automovilismo había sido su pasión desde muy niño. Yo soy militar y cuando ya me vine destinado a Ferrol en 1984, me lio para competir con él en los ralis de copiloto. Así estuve tres años, luego decidimos que había que hacer algo en Narón y primero montamos la escudería Siroco Team y poco después organizamos el primer Rali de Narón.
-¿De dónde sacaron el nombre de Siroco Team?
-Vamos a ver, Tino Cao tenía un bar en Valdoviño que se llamaba Siroco y las reuniones se hacían allí, por eso éramos el Siroco Team.
-¿Cómo fue el primer rali?
-Nosotros teníamos experiencia en el plano competitivo, habíamos participado en un buen número de ralis. Hablamos con la Federación Gallega de Automovilismo y la convencimos para volver a poner en marcha un campeonato gallego de ralis de tierra, que había desaparecido hacía ya varios años. Nos dieron ánimos, hablamos con otras escuderías y en el año 1988 organizamos en primer Rali de Narón, que fue de tierra. Tenía un tramo muy cerca de la piscina que había en Xuvia, otro tramo en San Julián de Narón y un tercero en la zona de Cariño, en la salida de la ría de Ferrol.
-¿Cuándo pasaron al asfalto?
-A partir de la tercera o cuarta edición del rali nos propusieron pasar a formar parte del Campeonato de España de Ralis de Tierra. Sin embargo, había que hacer un desembolso importantísimo para darle a esa gente y además tú trabajabas, montabas el rali y el día de la carrera los protagonistas eran ellos. Acordamos no aceptar la propuesta, aunque el rali naronés llegó a tener una inscripción a la altura de una prueba del nacional. El nivel de coches era muy grande. Al final, lo que decidimos fue dar el salto al asfalto y en la séptima edición cambiamos a las carreteras.
-¿De los 28 ralis ya disputados, de cuál guarda mejor recuerdo?
-Para mí, el de 1991 fue el más especial. Murió Tino Cao de un infarto y decidimos hacerle un memorial. Fue un golpe durísimo para la escudería, él era el alma máter de todo lo que habíamos hecho, el que realmente lo sabía todo del automovilismo. Los demás le seguíamos. Aquel memorial, que luego mantuvimos varios años, fue espectacular, respondieron todos los pilotos, muchos llegaron con frases suyas impresas en sus coches. Fue un gran homenaje.
-¿El peor momento fue el fallecimiento del copiloto Alberto González en el 2005?
-Sin duda, fue una tragedia. Aunque hay accidentes, es raro que haya un fallecido, ya que en los coches piloto y copiloto van muy protegidos. En este caso tuvieron la mala suerte de chocar contra un pino y el coche se incendió, el copiloto no sé si es que quedó medio inconsciente, no pudo abrir la puerta y falleció calcinado. El piloto intentó salvarle pero el coche estaba en llamar y no pudo quitarlo, se quemó las dos manos.
-¿En un Rali la seguridad es lo fundamental?
-Los que organizan un rali lo centran todo en la seguridad pero los accidentes pueden suceder en cualquier momento. En un rali la seguridad total no existe, por muchos medios que se pongan. Sin embargo, cada año se trabaja más por fortalecer la seguridad.
-¿Ya son muchos años, necesitan un relevo?
-Las ganas de organizar el rali superaran al cansancio, sin embargo, sí que estamos un poco cansados. Yo llevo una semana en la que no he parado y lo mismo le sucede a Antonio Suárez o a Bernardo, que somos los tres pilares que aguantamos la carrera. Yo pienso que la vida sigue pero por desgracia la gente joven se implica poco en las asociaciones. Nosotros tenemos las puertas abiertas a todo el mundo.
-¿Qué es lo más duro?
-Buscar a gente que ayude. Esas 200 personas necesarias para organizar la prueba. Todos tienen la misma importancia, desde el primero al último.