Vecinos del entorno de la rotonda de Basanta: «Antes me despertaba con cantos de pájaros y ahora con accidentes de coches»

NARÓN

Jose Pardo

Los residentes en San Xoán llevan 22 años quejándose de la inseguridad de la glorieta que pasa por encima de la AP-9

02 nov 2022 . Actualizado a las 11:22 h.

Desde que se inauguró el Acceso Norte en el año 2000, la calidad de vida de los residentes en el barrio de San Xoán empeoró notablemente. Más de dos décadas después, la rotonda de Basanta, entre Ferrol y Narón, es un punto estratégico donde confluye el tráfico del CHUF, la zona comercial de Odeón y el polígono de A Gándara y hasta hace unos años pasaban por allí camiones cargados con carbón. Es un punto habitual de accidentes de tráfico, el último esta mañana, cuando un vehículo colisionó contra el muro de hormigón de la glorieta y se precipitó por el talud de la autopista. El conductor fue trasladado al Marcide pero resultó herido leve.

José Manuel Talegón, vecino de la zona, recuerda bien cuando se inauguró la rotonda porque fue el día que trajeron a casa a su hijo, entonces recién nacido, desde la residencia. La suya es una casa color ocre que sale en las fotografías de la mayoría de los accidentes ocurridos en el punto negro del tráfico de Ferrol. Cuando construyeron el tramo del Acceso Norte, la vivienda quedó enterrada de tal modo que parece surgir del asfalto, aunque no estaba así en el plano inicial de la obra.

Accidente en la rotonda de Basanta en el año 2000, con la casa ocre como telón de fondo.
Accidente en la rotonda de Basanta en el año 2000, con la casa ocre como telón de fondo.

Distintas épocas, mismo escenario

«Antes me despertaba con cantos de pájaros y ahora con accidentes de coches», se lamenta. Para visitar a sus tíos, que viven a menos de cincuenta metros, Talegón debe hacer un desvío de diez minutos caminando por un arcén que en algunos tramos llega a desaparecer y por donde los coches pasan a bastante velocidad. Jaime García y Francisca Abeal cuentan que, igual que su sobrino, ya vivían en la zona que rodea la rotonda antes de la creación del acceso. Lo primero que comenta Abeal es que lleva «toda la mañana temblando del susto». Pocas horas antes, fue testigo del accidente ocurrido esta mañana.

Pese a haber recibido una subvención, los vecinos nunca se sintieron apoyados y aseguran que solamente en una ocasión sus peticiones fueron tomadas en serio por un gobierno municipal. Crearon la Plataforma de afectados por el Acceso Norte: «Llegamos a hacer una mejillonada en medio de la autovía, con todo cortado, nos encerramos en el ayuntamiento y Paco Rodríguez llevó nuestro caso a Madrid. Nos dieron cuatro duros de indemnización», apunta Talegón. Apenas les llegó para insonorizar la casa con doble ventanal, ni siquiera daba para habilitarla para seguir viviendo. También tuvo que hacer una nueva entrada con garaje, que tras la construcción del acceso quedaba insertada en medio de la rotonda.

Faltan señales que indiquen que está prohibido cruzar, porque «hay gente que lo hace y es peligrosísimo». La casa ocre sufrió golpes de vehículos contra el muro, y ayer estaba en cama con auriculares cuando sintió un enorme estruendo a primera hora de la mañana. Era un nuevo accidente que se producía en la rotonda, y señala que pequeños golpes entre coches los hay todos los días en Basanta.

Mejillonada en la autovía llevada a cabo durante las protestas de los vecinos afectados por el acceso norte, en el año 2001.
Mejillonada en la autovía llevada a cabo durante las protestas de los vecinos afectados por el acceso norte, en el año 2001. PATRICIA REY

Los vecinos piden mayor seguridad

Andrés Medín es el presidente de la asociación de vecinos de San Xoán-O Bertón. Explica que los vecinos del barrio se han acostumbrado al ruido constante de los vehículos al mismo tiempo que desde las administraciones desoyen sus peticiones de mayor seguridad. Piden quitamiedos y guardarraíles, alternativas para el tráfico y señalización. «É raro o día que non haxa accidentes», asegura Medín. «Os que van á discoteca desviaron o aparcamento a rúas onde non lles fagan controles e é un perigo para os veciños. Pero non toda a culpa é dos condutores, as autoridades teñen que ver que algo raro hai, por moito tráfico que haxa na rotonda».

Por ahora, los vecinos no ven la luz al final del túnel: la autopista del Atlántico está en posesión de una concesión hasta el año 2048. Algunos propietarios han llegado a vender su vivienda, cansados de los coches. Mientras tanto, los accidentes se suceden en la zona:  «Levamos unha tempada sen protestar, pero antes da pandemia fixemos varios escritos e accións. Todo segue igual».