Marián Novias, la hija de la modista, 35 años de diseño exclusivo y a medida desde Narón
NARÓN
Marián Sánchez crea y confecciona prendas únicas para todo tipo de eventos, con su equipo de costureras, en el taller artesanal de moda y tocados
23 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Su madre era modista, «para ella y los de casa, y para las vecinas», y ella heredó la destreza y el buen hacer. María Ángeles Sánchez Corral, Marián, nació en Teixeiro (Curtis) hace 60 años. Al poco de casarse, su marido, José Carballeira, originario de Momán (con tres años su familia se mudó a Neda), la animó a convertir aquel don en oficio. «Hizo cursos, pero tiene algo innato —recalca su marido—, ve un modelo y lo quita en seguida, te deja asombrado. Ve una persona y ya se da cuenta de qué diseño le va bien». Empezó a trabajar en casa, en Narón, hace casi 35 años, para familiares y vecinas.
«En aquel momento no había tallas especiales para las mujeres que las necesitaban, tenían que ir a la modista», cuentan. Marián no tardó en ganar clientas y guardaba los patrones personalizados en archivadores. Ellas acudían cada temporada a renovar su armario. «Era gente fija, que iba a hacerse vestidos y también trajes de madrina... y empezaron a venir novias que buscaban modelos exclusivos, únicos, iba funcionando el boca a boca», recuerdan. De su domicilio pasó a un bajo de la calle As Pontes, en A Gándara, con varias empleadas, hasta que en 2008, al ver que se le quedaba pequeño —«creció y creció... y no daba hecho»—, se mudó a un local más amplio en la calle Concepción Arenal.
Hoy, Marián cuenta con tres modistas contratadas y otras dos que trabajan como autónomas, desde sus casas, por decisión propia. Hace tiempo que incorporó al taller ropa de fiesta de varias casas, «primeras firmas como Ana Torres o Manila», por la imposibilidad de atender toda la demanda con las creaciones propias. «Son piezas algo más caras, que se ajustan a las medidas de la clienta y se las lleva», explica. La actual Marián Novias nació como un taller artesano de costura, faceta a la que ha sumado las de taller de tocados y pamelas (en lo que se formó) y tienda de ropa de novias, madrinas y fiesta.
Solo para mujeres
Diseña y confecciona únicamente moda de mujer, salvo en el caso de los niños, con los trajes de arras. De las manos de este equipo de modistas salen trajes de novia, fiesta, madrina, primera comunión, graduaciones o vestidos de aniversario. Su fama fue creciendo y en su agenda hay clientas de toda Galicia, salvo Ourense, Madrid, Barcelona, Zaragoza, Valencia, Sevilla o Londres —«gente que viene de vacaciones y aprovecha para hacerse ropa, como pasó hace unos cuatro meses para una boda»—.
Su marido reitera que Marián «tiene manos de oro», las que dan forma a la ropa y los tocados, reconocidos con el sello de Artesanía de Galicia. Su baza es la exclusividad: «La gente demanda un producto único, una madrina no quiere correr el riesgo de coincidir con otra invitada en el diseño ni en el tejido. Por eso aquí se usan tejidos nobles de pequeño metraje, de las fábricas que, afortunadamente, no han cerrado (otras sí), algunas también de importación. Es la forma de no repetir. Nadie quiere encontrarse con el mismo modelo ni el mismo tejido». Más de una vez ha tenido que atar cabos para darse cuenta de que está vistiendo a clientas para un mismo evento, y así ha conseguido evitar casualidades indeseadas: «Si la madre de la novia quiere ir de rojo y sabes que la madrina va a ir de rojo, tratas de disuadirla y le aconsejas otra cosa».
El gusto por encima del gasto
El servicio se completa con los adornos del calzado, algo de bisutería fina y complementos. Y de paso que diseña el traje, idea el tocado. En cuanto a los precios, lo tiene claro: «No es caro, es económico, caro es algo que utilizas un par de veces y ya no te sirve, pero una prenda de diseño de buen tejido te vale para dos bodas, una graduación, un crucero, la comunión de tu nieta... y a mayores te va a sentar mejor». «Lo importante es el estilo, jovial, elegante, distinto, sentirte tú», repite la modista.
El precio medio de un vestido de novia oscila entre los 1.500 y los 1.800 euros, sin límites por arriba —«según lo que cada una esté dispuesta a pagar; son diseños a medida, incluso de tu economía; no es cuestión de gasto, sino de gusto»— y con excepciones por abajo, adaptando el modelo al presupuesto y con facilidades para el pago, que agradecen sus clientas. «Marián cala porque tiene un carácter que le vale, es humilde, fue de aldea y nunca ha perdido la humildad. Diseñando es muy buena», remarca su marido, que creyó en su talento desde que la conoció.
«El momento más duro fue cuando empezó el bum de los vestidos importados, hace unos doce años. Entonces cerraron fábricas aquí, los talleres grandes lo pasaron mal, cuando se dieron cuenta estaban en la quiebra», apunta José, encargado de las cuentas tras una vida dedicada al sector de los seguros. La «calidez humana» de este establecimiento «tradicional» le ha ayudado a resistir y ganar mercado. La pareja y su hijo, Diego, colaboran activamente con la Cocina Económica, de Ferrol.