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 «El yoga consigue aumentar la confianza y autoestima de los niños»

beatriz antón FERROL / LA VOZ

NEDA

Eloy Taboada

Hace diez años, la milenaria disciplina le cambió la vida y, ahora, ella se dedica a enseñarla en clases a las que pueden asistir todos los miembros de la familia

26 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace ya tiempo que la comarca sucumbió a la moda del yoga. Las escuelas y gimnasios que ofrecen un remanso de paz y serenidad a través de la milenaria disciplina florecen en cada esquina, pero encontrar una clase en la que padres e hijos puedan practicar yoga juntos ya no resulta tan fácil. Lo sabe bien Rocío Pico Puentes (Neda, 1980), una de las pocas profesionales de la zona que imparte clases de yoga en familia. Desde hace seis meses ofrece sus enseñanzas en el gimnasio Zanshin de Neda y en la tienda Gaia de Narón (en este caso, solo para adultos) y el próximo sábado estará en Ferrol para celebrar una sesión especial dirigida a padres y niños de tres a diez años en el Estudio-Tres Pilates de la calle Magdalena.

-¿Por qué recomienda el yoga en familia?

-Porque es beneficioso para la salud física y mental y, además, es una actividad que conecta muy bien con los niños. La mayoría de las actividades extraescolares las hacen solos y el poder disfrutar de una clase junto a su padre o su madre es algo que les motiva muchísimo.

-¿Qué beneficios tiene esta disciplina para los niños?

-¡Muchísimos! Además del ejercicio físico en sí, el yoga consigue aumentar la autoestima y confianza de los niños y les enseña a relajarse, porque aprenden a respirar. Y eso es algo que después pueden aplicar a situaciones de su vida cotidiana: por ejemplo, les ayuda a controlar su ira cuando cogen una rabieta o a rebajar los nervios ante un examen importante.

-Por regla general, los niños no paran quietos ni un minuto y el yoga es una disciplina que exige concentración. ¿Cómo consigue engancharlos a la esterilla?

-Al principio les cuesta un poco, es verdad, pero, aunque parezca mentira, al final son ellos mismos los que vuelven a la esterilla. Yo siempre les digo a los padres que en la clase no hay nada obligatorio y que hay que dejar a los niños un poco a su aire. Los primeros días no aguantan ni un minuto quietos, pero al cabo de un tiempo ya son capaces de hacer la clase entera.

-¿Qué diferencias hay entre una clase de yoga en familia y una clase solo para adultos?

-Evidentemente es una clase más sencilla, con un saludo al sol más corto y con unas asanas (posturas) adaptadas a los niños. Pero, al margen de eso, contiene todos los elementos de una clase de yoga convencional. Al final hacemos relajación y, a veces, también dibujamos mandalas, que es una buena herramienta para la meditación, porque requiere una concentración plena en el dibujo. Además, cantamos mantras y aprovecho la clase para hablarles de la alimentación y de la importancia de comer sano.

-En la India los niños practican yoga en las escuelas. ¿Cree que la experiencia se podría exportar a los colegios españoles?

-Eso sería algo fantástico. De hecho, en grandes ciudades como Madrid o Barcelona ya hay colegios que lo practican dentro del horario lectivo y no solo como actividad extraescolar y, en la comarca, algunos centros ya han impartido clases de forma puntual. Poco a poco se va haciendo camino.

-¿Cómo llegó usted al yoga?

-Fue hace diez años. Mi vida estaba un poco revuelta, tenía ansiedad y decidí probar con el yoga. Aquello supuso un cambio radical en mi vida. Noté sus beneficios desde el minuto uno.