Una vaca de Loiba y un macho cabrío de Cerdido, entre los mejores de la Feria de Silleda
ORTIGUEIRA

En los concursos de razas autóctonas en peligro de extinción también distinguieron una oveja y una yegua de Ortigueira
20 dic 2022 . Actualizado a las 16:33 h.Solfa, una vaca de raza cachena criada en la ganadería Tras do Río, en Loiba (Ortigueira), ha conseguido el primer premio en el concurso morfológico bovino de la Feria Internacional Abanca Semana Verde de Galicia, celebrada en Silleda. «É case a perfección, saíu do medio de moitas, pero responde ao prototipo racial, xa gañara tres ou catro veces máis, e este ano os xuíces déronlle 93 puntos sobre 100», explica Miguel Pernas, responsable de la granja junto a su mujer, María Rebeca Yáñez.

La Federación de Razas Autóctonas de Galicia (Boaga) y la Asociación de Criadores da Raza Porcina Celta (Asoporcel) organizan diez concursos morfológicos de las razas autóctonas de Galicia en peligro de extinción, como ocurre con la cachena, en ganado bovino. «A recuperación da raza é lenta», constata Pernas, muy contento con el galardón. «Os avós de Solfa xa os tiñamos nós aquí, e súa nai levara o primeiro premio dúas veces e o segundo outra vez. Ela responde aínda máis fielmente á raza», indica. Destaca la importancia del reconocimiento, «pola publicidade que supón para a granxa», por la demanda de carne y también por el interés que pueden suscitar los sementales. Esta explotación participó, además, con dos yeguas de pura raza gallega, y una de ellas, Garbosa de Tras do Río, una potra de tres años, se llevó el quinto premio.
Ortigueira consiguió otra distinción, con el segundo puesto de un macho de oveja gallega que pertenece a Francisco Manuel Penabad, de Ortigueira. Y la comarca de Ortegal obtuvo otros dos galardones. En este caso, en el apartado de cabra gallega, con un macho (segundo clasificado) y una hembra (tercera), ambos de Jaime Fernández, de la parroquia de Os Casás, en Cerdido.
Jaime de Cerdido, como es conocido este cabrero, llegó a la ganadería por afición. Originario de Bardaos, en San Sadurniño, este contramaestre de la Armada de 57 años, jubilado desde los 50, reside en Cerdido. «Pensei meter unha cabra para ter a finca limpa, pero na Asociación de Gandeiros da Raza Cabra Galega [Capriga] dixéronme que son animais moi gregarios, e xa trouxen tres e un cabrito», relata. La afición surgió hace siete años y hoy ya cuenta con 63 reproductoras y un macho cabrío, el premiado en Silleda. Nació hace dos años y medio, en Nochebuena, y por eso se llama Rudolf. «Compreillo a Manuel Penabad Pita, da granxa Caxigueiro, de Ortigueira, un dos mellores gandeiros de Galicia», subraya Jaime.
De Rudolf dice que «é tratable». Este vecino de Os Casás compró sus primeras cabras en Lalín, aunque procedían de una granja de Lobeira, en Ourense. «Un mariño de Bardaos coñecendo Galicia grazas ás cabras», ríe. Los mastines fue a buscarlos a Vilariño de Conso. Ahora, su objetivo es alcanzar las 70 cabezas para poder optar a alguna subvención. «Non me dan para cubrir gastos porque recrío moito, quedo coas boas, e vou comprando fincas e cerrándoas», señala.
Este defensor del sector primario —«creo no rural e entristéceme que todo sexan plantacións de eucaliptos»— asegura que de la cabra de raza gallega «pódese vivir, cun rabaño de 300 ou 400», y anima a los jóvenes a emprender en el campo. «A cría de cabra galega pode ser unha oportunidade para a xente nova», recalca, y echa en falta formación e información por parte de la Administración sobre las ayudas disponibles e incluso el manejo de los animales. Los suyos pernoctan en cabañas cedidas por vecinos cerca de las fincas por las que los va rotando: «Gardo as cabras por mor do lobo. Telas que sacar pola mañá e metelas á noite». Reivindica el trabajo de cabreros como José de Cervantes, Ovidio de Monterroso o Miguel y Yoli de Becerreá: «Cando tes dúbidas recorres a eles, eles que son os que saben».