Pablo Maciñeira, surfista en Espasante: «En dos días ya hemos sacado a seis bañistas en la playa de San Antonio»
ORTIGUEIRA

El director de la Ortegal Surf Escola explica que suelen auxiliar a una media de tres personas cada año
13 jul 2023 . Actualizado a las 23:00 h.Pablo Maciñeira (Porto de Espasante, Ortigueira, 1991), director técnico e instructor de la Ortegal Surf Escola, fundada en el 2016, estaba trabajando en casa, el lunes por la tarde, cuando sonó el teléfono: «Me dijeron que avisara a los monitores que había un señor al que se estaba llevando la corriente y estaba lejísimos, en la playa de San Antonio. Los llamé, pero no oyeron el teléfono, y me tocó ponerme el bañador», cuenta. Una vez en el arenal, él y otro monitor rescataron al hombre que estaba en apuros.
—¿Cómo fue el rescate?
—Vimos que estaba lejos, en un chorro de corriente, intentando volver contra la corriente. Le dije a Isma [Cervera], uno de los monitores, que cogiera la tabla grande y nos metimos, él con la tabla por el lateral y yo nadando. Fui hacia él a ver cómo me lo encontraba, me acerqué a un metro y vi que estaba tranquilo. Cuando llegó Isma lo subimos a la tabla, vino una ola, los empujé a los dos y ya salieron. El señor se había metido porque se había llevado la corriente a su hijo, que pudo salir por sí mismo.
—Esa tarde ya habían auxiliado a dos personas en la misma playa.
—Sí, una pareja, en el mismo sitio, y el martes a otros tres niños.
—¿A qué lo atribuye?
—Estos días hubo mar y más corriente en la parte derecha. Suele ser una zona segura, pero se metió una corriente muy fea, que cambia los fondos, y si no sabes mirar no lo ves. Todos los años hacemos una media de tres rescates, y este verano ya estamos en tres en los primeros días de julio.
—¿Ven muchas imprudencias?
—Estamos en el mar, hace sol y te quieres bañar, y aquí no pasa nada hasta que pasa. Una cosa es saber nadar en una piscina y saber mantenerte a flote, y otra es conocer el mar lo suficiente para salir de las corrientes nadando. Las tablas de surf son flotadores gigantes que nos facilitan las cosas. Con aletas no lo lograríamos, pero las tablas las dominamos.
—En una playa sin socorristas... casi deberían pagarles a los surfistas por esta labor...
—Pagar, no, solo pedimos que no nos pongan tantos problemas para desarrollar nuestra actividad [la de esta escuela se centra en Espasante y Esteiro, en O Barqueiro].