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A vueltas con San Miguel

b. a. | ferrol

PONTEDEUME

MARÍA VILLAR

Crónica | Pontedeume se despide del verano con la romería de Breamo Los romeros de Breamo no se ponen de acuerdo sobre el número de veces que hay que caminar alrededor de la iglesia para ahuyentar a las malas meigas; el cisma está servido

29 sep 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

?a lo dice la copla que se canta en Pontedeume: «Sólo te pido tres días al año, San Miguel de Breamo y el Río». José Fonte, un fornido eumés de 71 años, guasón de palabra y veterano en el arte del jolgorio, tarareaba ayer con ahínco la estrofa para hacer entender a una visitante novata la importancia que tiene la fiesta de San Miguel en Pontedeume. «En este pueblo hay tres fechas sagradas: la fiesta del Río, que se hace el 11 de septiembre, y esta romería, que, como es tan buena, se celebra dos veces al año, el 8 de mayo y el 29 de septiembre», explicaba a la profana después del elocuente canturreo. Y a decir por el bullicio, a José no le faltaba razón. Tan «sagrada» debe ser la centenaria tradición eumesa que ayer al mediodía, cuando la fiesta no hacía más que comenzar, la carretera que lleva a la iglesia de San Miguel -un precioso templo románico del siglo XII- estaba ya abarrotada de coches. También a esa hora empezaban a llegar los peregrinos que prefirieron hacer el camino a pie desde Pontedeume. Tradición Una vez arriba, en Breamo manda la tradición: los romeros que quieran ahuyentar el meigallo, pedir un deseo o curar algún mal deben dar varias vueltas alrededor de la iglesia. ¿Pero cuántas? Nada más soltar la pregunta, en San Miguel se formó el cisma. Algunos, como el veterano José Fonte, aseguraron que en Breamo, de toda la vida, se dan tres vueltas a la capilla, «acompañadas de un buen trago de vino y, si se quiere, de algo de conversación». Muy cerca de allí, otro devoto de la romería, el estudioso Xosé Paz, autor de dos libros sobre las costumbres populares de Pontedeume, no daba crédito: «¿Cómo que tres? Eso no es así; hay que dar siete o nueve vueltas y, mientras se hace, rezar una oración». Y a su vera, el romero Xosé Andrés Leira descosía su teoría. «Eu penso -decía- que son tres e se pode falar e tomar un trago ao tempo». En resumen, que en San Miguel de Breamo, la tradición de rodear a pie la iglesia tiene dos versiones: «Una es la lúdica-festiva y otra la religiosa», explicaba para terminar de resolver el entuerto José Fonte. Sea como fuere, las dudas sobre si hay que dar 3 ó 9 vueltas no parecen preocupar lo más mínimo a los eumeses. En Breamo hay demasiadas cosas buenas que hacer como para ponerse a discutir. Una de ellas, tal vez la que lleva más tiempo, consiste en la construcción de pequeñas carpas y cabañas en las que las familias y pandillas de amigos se reúnen para comer y merendar. Las hay de diferentes tipos: desde maltrechos toldos colocados de cualquier manera hasta cabañas de madera con cortinas y todo. En una de ellas -el Arca de Noé , la bautizaron- disfrutaban ayer de la fiesta la tropa de Manuel Costas y Chisco Pita, miembros de la directiva del Club Eume de Fútbol, que este año se ocupó de la organización de la romería. Al mediodía, desde su guarida, desvelaban dónde se había metido la chavalada y también sus nuevas costumbres: «Los jóvenes -decía Pita, que ejerció de perfecto cicerone- suelen llegar más tarde, porque hacen paradas en la caminata para echar un traguito; antes se les conocía porque llevaban las camisetas manchadas de vino, pero ahora prefieren llenarlas de dibujos».