Juan José Veiga, administración A Chamba, en Valdoviño: «En el 87, a la semana de abrir, dimos 600 millones de pesetas, fue apoteósico»

«El domingo nos la jugamos», sentenciaba el viernes Juan José Veiga (Pantín, 65 años), titular de la Administración de Loterías número 1 de Valdoviño, A Chamba. «Era la primera concesión de Loterías y Apuestas del Estado en este concello (ahora es un contrato mercantil, lo que permite su venta). Fue todo casualidad, me enteré a última hora por un conocido de que había un concurso, estaba empezando en el mundo de los seguros, y en Valdoviño, una población pequeña con poco comercio y pocos servicios, había que complementarlo», explica. Además del currículo, había que indicar el local donde estaba previsto montar el despacho, y curiosamente, propuso dos, un bajo y el entresuelo donde trabajaba, y le concedieron el segundo. «Pero hace muchos años que me cambié».

Y la chamba tardó poquísimo en sonreírle: «Era 1987, y una semana después de abrir dimos el gordo y el anterior [del sorteo del sábado], 600 millones de pesetas. Aquello fue apoteósico, se multiplicaron las ventas por siete. Darte a conocer cuesta mucho, pero en nuestro caso fue llegar y tener una publicidad, la mejor posible, gratis». En estos 27 años ha habido más gordos semanales, «pero ninguno íntegro, como el primero», y la facturación ha ido aumentando, pero a otro ritmo.

Hasta la noche de la víspera del sorteo del Gordo de Navidad no se conoce el balance exacto del día que mayor ilusión genera entre sus clientes, los habituales y los de verano, «que se nota mucho en todos los aspectos, no solo para la lotería de Navidad, sino en todo, al haber más población aumentan mucho las ventas». También influye el buen tiempo, apunta: «La gente sale más, y más en un sitio como Valdoviño, con viviendas unifamiliares repartidas por todo el municipio. Si hace bueno te mueves, paseas y, si cuadra, sellas un boleto o compras un décimo».

Ventas a toda España

Esta vez, en ventanilla, el número más demandado ha sido el de la fecha de la dana que asoló Valencia y algún pueblo de Albacete, el 29104 (29 de octubre de 2024). «Tuvimos mucha presión con este número, y lo agotamos en una semana porque nos llamaron de todos lados, aunque no lo teníamos en exclusiva (había tres o cuatro administraciones más en España), y también se lo habíamos consignado a una comisión de fiestas de [la parroquia de] Vilaboa», señala.

Veiga compagina la gestión de A Chamba con su gestoría, TAX, una franquicia del grupo CE Consulting, que presta servicios de asesoría fiscal, laboral, contable y jurídica a empresas, profesionales y autónomos. Además de continuar con los seguros. «Tengo personal, claro. Yo estoy en todos lados y en ninguno —reconoce—. En el despacho no estoy en ventanilla, porque al no trabajar allí a diario no estoy ducho, y para vender hay que utilizar un programa que no domino, aunque sé cómo funciona».

¿Es buen negocio la lotería? «No todas las administraciones ganan lo mismo, es por comisión y si vendes y no tienes muchos gastos, ganas. Pero requiere mucho control, es de mucho riesgo, tienes dinero en la calle... puedes tener sorpresas, más si tienes una dimensión... los décimos son dinero en efectivo, hay que controlar el pago de premios, el cobro a los clientes...», responde.

En estas fechas, todo se intensifica, el trabajo y la responsabilidad, y también la esperanza. «El Gordo son 193 series de diez décimos, y cada décimo son 400.000 euros de premio. En otros sorteos, aun con el mismo porcentaje sobre la recaudación, es más disperso —constata—. El Gordo, si cae en una población como Valdoviño, imagínate si toca uno de los números que tenemos completos... como un 13». Cuenta que Loterías no admite devoluciones de la terminación 13, «ni por semana ni en Navidad, porque todas las administraciones la quieren». Entre un 10 y un 15 % de las ventas se efectúan a través de la web (loteriachamba.com) y de la plataforma TuLotero.

¿Qué le gustaría que ocurra este domingo? «Que cayera en Valdoviño, en la administración, que lo hayamos vendido aquí, y si no, en la comarca, algún compañero... y que me toque a mí también, si puede ser [risas]. Y puedo repetirte el discurso de siempre: que caiga muy repartido, a la gente que más lo necesita».

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