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El peligroso atractivo del faro de Meirás: «Nunca me acerco al borde de los acantilados»

Carla Elías Martínez
Carla Elías VALDOVIÑO

VALDOVIÑO

Andrea Vázquez
Andrea Vázquez CESAR TOIMIL

La imponente costa atrae a vecinos, deportistas, turistas... pero se debe cerrar el acceso con cada temporal

16 feb 2025 . Actualizado a las 09:12 h.

¿Qué tienen de misteriosas las olas que baten contra los acantilados que tanto nos atraen cada vez que necesitamos desconectar, relajarnos o simplemente dar un paseo? La joven Andrea Vázquez acaba de salir de su trabajo en colegios de Moeche y Cerdido y disfruta embelesada, sentada en una roca en los acantilados frente al Atlántico abierto ante el faro de Meirás. «Me encanta venir aquí. El mar lo cura todo. Aunque esté bravo transmite calma. Vuelves a casa mucho más relajada», incide. Comer un bocadillo viendo el mar, el atardecer o calzarse unas botas de monte y recorrer caminado las rutas de Meirás son otros de los planes favoritos de esta vecina de la parroquia de Lago. Eso sí, advierte como buena lugareña, que es «imprescindible» cumplir las medidas de seguridad. El atractivo de la costa de Meirás encierra un gran peligro, la bravura de un oleaje que se ha cobrado vidas.

Hace una década era casi una moda acercarse hasta el faro de A Frouxeira para ver el mar y fotografiarlo los días de temporal. Un extremo prohibido desde hace ocho años con la medida municipal de cerrar el vial con cada alerta roja. «Lo cumplimos a rajatabla. Siendo de aquí hay que dar ejemplo. No hay necesidad de arriesgar, ya han pasado demasiadas desgracias. Yo tampoco me acerco inconscientemente hasta el borde y si está cerrado, está cerrado», advierte Andrea.

CESAR TOIMIL

Un día cualquiera entre semana, a primera hora de la tarde, la costa de Meirás está llena de vida. Hasta la explanada del faro acceden dos autobuses escolares de un instituto de Lugo. «Nunca vi tanto estudiante aquí, ni autobuses», comenta Andrea asomada. Luis aparca con su perro Thor. El plan, aprovechar la tarde para dar un paseo y «respirar» aire del mar. Algo de lo que ya disfruta Dorothy Sprenger con su perrita Kalla. «Para mí, esta costa es una de las zonas más bonitas que he visto nunca. Para ir a pasear con mi perro, para disfrutar de las playas en verano...», describe. Pasa seis meses al año en Valdoviño, donde trabaja su hijo, y otros tantos en su Alemania natal. «Esto es un paraíso para mí», reconoce. Aunque añade que toma todas las precauciones en los momentos de temporal. «Si hay mucha lluvia y viento se está mejor en casa. Tenemos chimenea y se está demasiado cómodo», valora mientras enseña una fotografía de su otro hogar teñido en estos momentos por un manto blanco de nieve.

Dorothy con su perra Kalla
Dorothy con su perra Kalla CESAR TOIMIL

Vecinos, deportistas, amantes de la fotografía, pescadores... se acercan a diario hasta este punto. Adrián López y su hijo Marco, vecinos de Ferrol, estudian cautelosamente cómo está el oleaje. El pequeño está estrechamente ligado a esta costa, en la que disfruta del surf y también fotografiándola. «Me gustan las fotos de paisajes y este sitio es genial para esto», comenta Marco. De hecho, esta zona se ha convertido en un punto muy popular entre los amantes de la fotografía.

Adrián y su hijo Marco
Adrián y su hijo Marco CESAR TOIMIL

El fenés David Couce captó una «espectacular» aurora boreal vista desde Meirás y con el faro como telón de fondo que se convirtió en una imagen viral por todo el país. «En este punto he coincidido con muchos fotógrafos, hasta extranjeros, para recoger los espectaculares atardeceres que hay aquí», comenta.

Zona de pesca

El naronés Roberto López echa la caña buscando repetir la suerte de un amigo y volver a casa con alguna lubina. «Hacía tiempo que no venía, pero mi amigo sí suele acercarse hasta aquí porque es buena zona de pesca», explica.

ANGEL MANSO

La tragedia pone nombres al abrupto litoral

El litoral de Valdoviño es mucho más que un paraje de imponente belleza: es un mapa de memorias, marcado por la tragedia y la vida de quienes se enfrentaron al mar. Los vecinos de Meirás llevan décadas bautizando las rocas y cavidades que conforman la costa, creando una toponimia singular que guarda relatos de pérdidas y valentía. En el entorno del faro de A Frouxeira se registran más de 70 nombres para identificar piedras, bajos y rincones del litoral. Topónimos como Os Cántaros, A Cha o A Alacena no solo describen formas o costumbres marineras, sino también tragedias personales. Así, la de Eleuterio recuerda a un hombre desaparecido, y A Madalena rememora a una mujer cuyo cuerpo emergió tras ser arrastrada por el mar.

Esta rica toponimia es fruto del conocimiento local transmitido por generaciones, donde cada piedra y cada esquina tienen su propio nombre y significado. Hace más de una década, la riqueza de estos nombres quedó plasmada en un mapa elaborado por un vecino, Pablo Souto, quien recopiló las denominaciones que los parroquianos más mayores guardaban en su memoria. Topónimos como India de A Pé, Golpeiro de Terra, O Lombo da Besta o Cucarada resuenan con la belleza y la dureza del mar.

Ramos de flores, cruces o hasta enseres personales salpican la costa y recuerdan quienes perecieron, como la que rememora al pequeño Anxo Lagares Castro. Son testimonio de que la tragedia también forma parte del paisaje. Consternó a todo el país la de la familia Bedoya, arrastrada por una ola gigante en los acantilados de A Frouxeira durante el día de Reyes de 2014. Dejó una herida imborrable en la memoria de Meirás. El mar, que se llevó a un padre, su hija y su cuñado, sacudió a toda la comunidad acostumbrada a convivir con la bravura del oleaje, pero nunca con un golpe tan cruel. Se batieron todas las previsiones meteorológicas con olas de más de doce metros de altura.

En esa misma zona, en julio del 2017, un vecino de Lugo también perdió la vida al ser arrastrado por una ola y golpearse contra las rocas de los acantilados cuando paseaba con un familiar.

Carretera cerrada

Desde hace ocho años, el Concello de Valdoviño —tras una junta de Seguridad en el 2017 con representantes de la delegación del Gobierno, Guardia Civil, Policía Local y Portuaria entre otros— empezó pedir precaución en momentos de temporal además de cerrar al tráfico la carretera de acceso a esta peligrosa zona de la costa cada vez que se activa la alerta roja, una medida preventiva que busca evitar que se repita una tragedia semejante.