16 ene 2012 . Actualizado a las 06:00 h.
Dos de los procesos contra Garzón, el de su empeño en investigar los crímenes cometidos en España entre 1936 y 1975 y el que afecta a su decisión de no inhibirse en el caso contra Emilio Botín, tienen en común que no existe acusación fiscal ni privada, solo acusación popular, algo que según el Supremo en el caso Botín no es suficiente para abrir juicio oral, aunque sí lo fue en el caso Atutxa, lo que tendrá que dirimir el Constitucional en breve. Si ratifica la tesis de la primera sentencia, ambos procesos se caen. De ahí el interés por empezar el viacrucis por la tercera estación.