El cocedero implantado en la carretera litoral entre Vilagarcía y Vilaxoán, muy próximo a la laguna de A Comboa, tiene capacidad para procesar 10.000 toneladas anuales de mejillón. Según uno de sus socios, la empresa da trabajo a 35 personas y su facturación puede alcanzar los 5 millones de euros al año. Se trata, por tanto, de una empresa de referencia, con el aval de la saga conservera de los Santórum, que compra molusco a productores de toda la ría de Arousa.
El intento de sabotaje se produjo en algún momento entre las ocho y media de la tarde del jueves, hora en la que el último trabajador abandonó la planta, y las ocho y media de la mañana del viernes, cuando la factoría recupera su actividad diaria. Los operarios de Mejillones Nidal se encontraron, al llegar a su puesto de trabajo, con una de las ventanas ennegrecida y rota mientras en su base se acumulaban restos de vidrio y de las botellas con las que se fabricaron los artefactos incendiarios empleados en el ataque.
Tras fragmentar la cristalera empleando una piedra semejante a la pizarra, primero, y una roca de unos dos kilogramos de peso, a continuación, los autores del asalto prendieron fuego a una mecha que, introducida en una botella de cerveza llena de combustible y una suerte de resina de poliéster, lanzaron al interior de la fábrica. El objeto, por fortuna, acabó a los pies de una pared protegida con un material ignífugo, lo que evitó un desastre. Otro cóctel molotov, arrojado contra un camión, no llegó a esparcir sus llamas.