
La ingeniera asegura que el alcalde de Monterroso la insultó y la agredió por unos carteles
13 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Sonia Porto Lamela, la ingeniera de montes y propietaria de una casa de turismo rural en Monterroso, que denunció al alcalde, Antonio Gato, por unos incidentes ocurridos el pasado martes, ofreció ayer su versión sobre los hechos. La vecina, que lleva el brazo izquierdo en cabestrillo, acusa al alcalde de las lesiones que motivaron tres partes diferentes. Uno lo redactaron en el centro de salud de Monterroso, poco después del incidente; otro horas después en el PAC de Guntín y un tercero en el HULA, centro al que la remitieron desde el punto de atención continuada.
Sonia Porto insistió que el comportamiento del alcalde está relacionado con el buzoneó por Monterroso de un nota ofreciendo sus servicios para reclamar unas tasas por la regularización de viviendas que la profesional considera abusivas.
«Yo iba a hablar con el alcalde del saneamiento de mi casa de turismo rural, en San Miguel de Penas, -apuntó- que lleva 11 años sin alcantarillado». «Llamé a la puerta, entré en su despacho y le comenté que en la Diputación había unos fondos para alcantarillado siempre y cuando él diese autorización porque el camino es público».
Según la versión de Porto, el alcalde empezó a «insultarme y a amenazarme por el buzoneo de las casas y yo le dije que parecía un palabrero porque hace once años que me dijo que el problema se resolvería en dos y que dejara unas fosas sépticas provisionales».
Los separaron
«Cuando lo llamé palabrero -añadió- me agarró por el brazo y me arrastró fuera en volandas». «Yo grité porque me dolía mucho el brazo y al gritar vino Rafa, el de Protección Civil y lo apartó de mí porque de lo contrario se hubiera ensañado conmigo porque ya tenía la mano levantada para darme».
Según esta versión, el alcalde entró en el salón de plenos para hablar con la directora del colegio y ella entró detrás para decirle que la conversación no había terminado. «Me dijo que me largara que a mi no me concedía nada».
La ingeniera dice que regresó a su oficina y empezó a dolerle el brazo por lo que fue al centro de salud, donde le hicieron un parte de lesiones, que presentó en la denuncia ante la Guardia Civil. «Al mediodía -explicó- sentía un dolor insoportable y fui al PAC de Guntín. Me dijeron que tenía el brazo congelado, me derivaron al HULA y me colocaron el cabestrillo».