Los negocios especializados trabajan para toda la geografía nacional
04 sep 2012 . Actualizado a las 14:19 h.Tras dos meses de vacaciones, la rutina vuelve a Pontevedra. El verano está llegando a su fin y por más que se intente prolongar en el calendario -y en la playa-, la vuelta al cole está al caer. Así lo marca el final del fin de semana de Feira Franca y, con este, el regreso a la normalidad para todos, incluidos aquellos que esta semana trabajaron para hacer de los que viven a orillas del Lérez, verdaderos caballeros y damas medievales.
Numerosos fueron los comerciantes que este año quisieron aprovechar la oportunidad que brinda esta fiesta de cuento para alquilar y poner a la venta los trajes con los que vestirse de época. Por ello, ahora que ya ha acabado esta fiesta que no dura más de día y medio, la duda surge al no saber qué se hace con los vestidos utilizados por los pontevedreses.
Pese a lo que muchos puedan pensar, no todos los trajes vuelven al armario a esperar sus 364 días para volver a ser utilizados. Así lo confirma Fiti, la Asturiana, una de las personas que ha hecho de esta fiesta su profesión y a la que cada año más pontevedreses acuden para que sea ella quien aconseje qué traje es el adecuado para retroceder en el tiempo hasta el siglo XV.
«Aunque este local permanezca abierto solo para la Feira Franca, siempre tengo un número de teléfono disponible para quien necesite el traje el resto de los meses del año, y siempre hay alguien que llama», afirma esta vendedora que lleva desde la segunda edición dedicándose a esto.
Y es que Fiti ha sabido cómo expandirse y su aparición en las redes y en diferentes páginas de Internet ha hecho que toda España reclame sus vestidos para los usos más dispares. Que si una fiesta de disfraces con temática medieval, que si en Calatayud o en Madrid celebran algo similar, todo vale para enviar los trajes que solicitan y que no se queden en el fondo del armario.
«Aún hace poco me pidieron para un bautizo en Valencia doce trajes medievales. Todos alquilados, excepto el de la niña que se bautizaba y el de la madre, que a ellas se lo hice a medida -cuenta- pero también he enviado para bodas e incluso para alguna fiesta de la cerveza».
La tarea parece complicada y, aunque Fiti asegura que «este empleo tiene que gustar mucho, porque si no no merece la pena la de horas que invierto en contentar a la gente», no quiere que nadie quede sin su traje de época. Por eso, también es posible enviarle las medidas por Internet y, mediante fotografías, el vestido lo diseña en su casa antes de enviarlo a su comprador.
Pero esto no es suficiente para ocupar los meses ya que, aunque las llamadas son más de las esperadas, «hay que aprovechar el tiempo haciendo otras cosas de utilidad antes de volver a abrir para la Feira Franca».
Por eso, la conocida vendedora ha hecho contactos en todas partes de España y durante el invierno va buscando telas de buena calidad, que se puedan ajustar a los trajes que tiene en mente. Una vez conseguidas, un sastre de Sevilla es el encargado de hacer sus ideas realidad. Y ella también colabora en eso, «porque a las fiestas mucho no voy pero me encanta hacer las cosas para los niños pequeños y que cada vez estén más presentes en esto», relata Fiti. «Pero antes de eso todavía queda un octubre lleno de hacer lavadoras y y mucho planchar, que todo lo que se trae hay que tenerlo listo para la Feira Franca del año que viene», añade.