O Ézaro se revitaliza

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Desde que abrió la «férveda» y llegó la Vuelta a España, nada es igual en la desembocadura del Xallas. Los turistas no cesan, incluso para jugar al pádel

29 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

O Ézaro, en Dumbría, es cada día más famoso por su cascada, la del río Xallas que vierte directamente al mar (su ensenada), único y celebrado caso de la Europa continental. No es novedad: ya llamaba la atención de los escritores viajeros desde el siglo XVII al menos, pero ahora a quien llama es al turismo. A diario. De manera incesante. Tanto que el propio pueblo, de nombre tan hechizante que incluso alguna pareja lo ha elegido para su hijo, es una cascada en sí. Y no solo por la férveda, que desde hace casi año y medio puede verse de manera ininterrumpida, a razón de 2,23 metros cúbicos por segundo. O más, como ayer, donde la verdadera cascada era la lluvia tormentosa, que agrandó el caudal del cauce, haciéndolo aún más admirable para los escasos turistas.

O Ézaro es ahora un lugar de peregrinación para miles de visitantes que lo descubrieron gracias a la meta de la Vuelta Ciclista a España del pasado 30 de agosto. Aquellas imágenes dieron otra vuelta, la del mundo, y son muchos los televidentes que acuden a contemplar la caída del agua. En algunos casos se detienen en la oficina de información turística, oportunamente inaugurada antes del verano: dos mil en septiembre; 1.500 en octubre, medio millar este mes... «Chegan de toda Galicia, de toda España, e estes días algúns de Francia e de Arxentina», cuenta Ada González, la responsable de ofrecer información. Los que llegan lo hacen por descubrir el entorno, o por subir al mirador en el que Purito Rodríguez se impuso a Contador en la carrera jaleado por miles de personas, con los horizontes de O Pindo y del cabo Fisterra. Pero también para -sorpresa- jugar al pádel. El Concello dumbriés facilita gratuitamente la pista estrenada hace pocas semanas a quien la reserve por teléfono en la oficina turística, «e hai cola», relata Ada. Sobre todo, los fines de semana, festivos o puentes. En estas jornadas de frío polar, menos. Ayer, dos valientes. Otros usuarios eligen O Ézaro como punto de amarre de pequeñas embarcaciones de recreo, pero ya no hay plazas. Las más de 60 en los nuevos pantalanes están alquiladas desde hace tiempo.

El acceso también ha cambiado. La estrecha pista desde la carretera que enlaza Cee con Muros es ahora un bulevar con iluminación nocturna que invita al paseo, y que termina justo en la pista deportiva, donde también se ha estrenado un parque infantil, a pocos metros del Museo da Electricidade, que ahora abre previa reserva. En el Concello quieren fijar las duras rampas del mirador como destino ciclista, y en breve colocarán mojones que recordarán la subida de los ciclistas, que podría repetirse en la próxima edición de la carrera española o en las siguientes.

Con todo, lo mejor del lugar se mantiene unos metros más allá, en el graderío de madera desde el que se contempla la cascada, que cede ante la pared de granito de O Pindo. Desde el primer día de apertura constante, incluso se respira mejor.