El momento de Fole en solitario

Serxio González Souto
Serxio González VILAGARCÍA / LA VOZ

FIRMAS

El alcalde debe afrontar una etapa plagada de dificultades sin su principal sostén político, Marta Rodríguez, orientada a Santiago

02 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

A punto de afrontar su tercera renovación, son varias las piezas que no acaban de funcionar en el esquema conservador. La primera reformulación del joven gobierno de la gaviota en Vilagarcía se ejecutó hace un año. El pragmatismo se impuso a la lealtad para abrir hueco a Cholo Dorgambide, el hombre que otorgaba al PP la ansiada mayoría aritmética. Manuel Tarrío se vio desplazado a Promoción Económica, pese a que peleó por conservar Seguridade Cidadá, con lo que su relación con el regidor quedó tocada.

El segundo recambio lo sirvió en bandeja Luis Garrigós, cuando la tormenta del pádel y Fexdega jarreaba. Su dimisión propició la llegada de Francisco González, mejor preparado que Ángeles Rodríguez para asumir un área que tampoco marchaba, la de Cultura.

Gely forma parte, como Tarrío, de aquel grupo que arropó a Tomás Fole cuando pintaban muy duras y Javier Puertas le disputaba el liderazgo del partido. También ella resultó relegada a un segundo plano en aras de una mayor eficiencia. Hasta aquí nada extraño, la política, como el fútbol, es así y acostumbra a exigir este tipo de frías respuestas. Lo malo es que el dios de la acción electoral es insaciable y, pese a ambos sacrificios, hay cosas que siguen sin rodar con fluidez en Ravella. El trabajo en el rural, que se antoja descuidado, la relación con los colectivos vecinales, que se quejan de la dificultad para acceder a la alcaldía, el área de Obras, en la que se echa en falta criterio.

Todo esto tiene un precio. Aunque de cara a la galería se venda una fácil victoria del PP en las urnas, los más conscientes de sus dirigentes saben que, con el resultado del 21-O en la mano, el gobierno de la tercera ciudad de la provincia volvería a quedar a expensas de un pacto de la izquierda. Comienzan a sospechar que, de no afinar el mecanismo a tiempo, el bastón de mando se les puede escapar de las manos a poco que por la zurda construyan referentes.

De lo que en algunos foros ha comentado, se desprende que a Fran González no le convence la idea de cercenar la sala Rivas Briones a mayor gloria de la biblioteca municipal. Sucede que la decisión, al parecer, no depende de su criterio sino del de otros miembros del gobierno, y eso vuelve a sonar a escasa cohesión. El mundillo cultural dormita tras la hipertrofia del período anterior, pero una ocurrencia así parece diseñada a propósito para hacerlo despertar. Son gente constante y experimentada, complicada de tener enfrente. Tampoco el inexplicado cambio de rumbo en la política de subvenciones, con el Festival do Norte, el Outono Micolóxico y el Certamen de Cortometrajes del Liceo en el aire, anticipa alegrías a corto plazo. Y si bien el desembarco de Ana Granja podría enmendar errores en todo lo que tiene que ver con el piche, no es menos cierto que Fole afrontará esta etapa sin un apoyo nuclear.

Hasta sus más enconados detractores reconocen en Marta Rodríguez Arias la fuente de buena parte de la habilidad y el sentido común que hasta ahora puede haber demostrado el equipo popular. Al margen de sus encomiendas concretas, la diputada ha funcionado como un pilar psicológico y anímico para el alcalde. Tan importante como su labor política ha sido el trabajo de asesoramiento que ha ejercido en todos los frentes. Sin ella, los sectores más cerriles que rodean a Fole - que los hay, y basta con rememorar el sainete de la ordenanza de tráfico- pueden acabar campando por sus respetos, justo ahora, cuando el pádel, aquella idea estrella, tropieza con el fiasco. La magia de la mayoría absoluta posee su reverso oscuro, especialmente cuando es preciso ejercerla en solitario. El momento del regidor ha llegado.

la cosa política

Cualquier proyección de un tipo de elección sobre otro no es más que un ejercicio en el aire. sin embargo, sí es útil para detectar tendencias. Los dirigientes más lúdidos del PP de Vilagarcía han advertido que, en la mayoría de las mesas del municipio, el resultado del 21-O no sería suficiente para mantener la alcaldía si algo así se repitiese en el 2015.