Una nueva generación de emprendedores piden sitio para emerger
07 dic 2012 . Actualizado a las 06:00 h.Según un estudio de la Asociación Escuela de Emprendedores un 12 % de los universitarios españoles aspiran a montar su propio negocio. Este dato, sumado a muchos otros en una línea similar, refleja una tendencia: la idea de autoemplearse y generar algún puesto de trabajo a mayores queda para los jóvenes en un ultimo plano. Hay excepciones. 19 de ellas se pudieron ver en la 13.ª edición de los premios AJE, que convoca la Asociación de Jóvenes Empresarios.
Se valoraban proyectos creados por menores de 40 años. Ganaron la empresa de calderería Prometal (Premio AJE emprendedor del año u accésit a la creación de empleo), la de software Avansig (Premio AJE Júnior), la de insonorización Tafor Consulting (accésit a la innovación) y la de comunicación Mediasiete (accésit a la internacionalización). Tanto en ellos como en el resto de los participantes quedaron un ramillete de ideas unidas por una actitud: la de ponerle al mal tiempo buena cara y romper la inercia que empuja a ser empleado de otro.
«Yo trabajé en hoteles y en congresos, pero llegó un momento en el que necesitaba algo mío, con lo que pudiera realizarme a nivel personal», explica Rocío Vázquez (A Coruña, 1980) la responsable de la empresa de eventos Luz Verde. Desde que arrancó en diciembre del 2010 ha hecho de todo. Desde el desfile de Francis Montesinos en A Coruña a Milagritos, transformando varias plantas del Hotel Hesperia en un showroom de moda. Pero últimamente lo fuerte va en las bodas: «Somos la única empresa de Galicia que hace ceremonias civiles en cinco idiomas, algo que está en auge».
Además de en A Coruña, Vázquez ya trabaja en Madrid, Alicante, Sevilla y Santander. Otro que ha puesto un pie fuera de Galicia es Pablo Corrochano (A Coruña, 1979), de Tafor Consulting, una empresa de ingeniería acústica que opera con gran éxito en Mallorca. ¿Por qué? «Allí está el 80 % del sector hotelero, y el ocio y el turismo español. El problema del ruido es algo real. La gente paga lo que sea por una solución», señala. Eso le ha llevado a trabajar en las casas de algunos famosos («Sí, he hecho estudios de insonorización para la casa de Claudia Schiffer o de uno de los asesores de Putin») o proyectos de gran proyección mediática («me encargaron el estudio para un circuito de formula 1»).
En la corta vida de su empresa ya ha sufrido algún bache. «El año pasado, tras algunos problemas, tuve que cambiar de estrategia. Antes los pequeños tenían mucha liquidez y ahora cada vez menos. Ahora cada vez trabajo más con grandes grupos. Mi estrategia es ir a calidad, no a precio, y para el año que viene ya tengo proyectos con empresas como Inditex o Mercadona, y también a nivel internacional».
Explotar la creatividad propia
Más reducido es el ámbito en el que opera Lucía Ruiz de Aguirre (Toledo, 1975), responsable de Comomolo, un proyecto empresarial enfocado al diseño y la decoración basado en el do it yourself (háztelo tú mismo). «Enseñamos a las personas a ser creadores, poniéndoles herramientas a su disposición, asesorándoles y dándoles nuestros conocimientos», resume esta emprendedora que va ya por su cuarta empresa: «Primero tuve un estudio de arquitectura, luego una tienda de ropa, más tarde mi propia marca y ahora esto. Ya sé que soy un bicho raro, pero es que a mí me gusta el negocio. Vengo de una familia de empresarios, es algo normal para mí».
Con ella trabaja un empleado en el local que abrió hace siete meses en Gómez Zamalloa. «No me da miedo la crisis -asegura-, hoy en día es mucho más complicado tener un sueldo fijo que abrir tu local. Como venía de proyectos anteriores sabía en dónde me movía. Por ejemplo, en nuestro primer taller había de entrada apuntadas 40 personas. Hay incertidumbre, pero se compensa al ver que la gente aquí viene a ser feliz».
Igualmente singular se presenta el proyecto Primera Persona, una editorial especializada en proyectos singulares enfocada, en mayor parte, al público infantil. Tras ella está Jessica Herranz (Barcelona, 1978), que venía del mundo de la empresa hasta que empezó a trabajar en la editorial en la que ahora es socia con una segunda persona. «Hacemos formatos novedosos como el libro-cedé o los cuadernos de lectura», expone recordando uno de sus éxitos: la traducción al gallego de la obra del brasileño José Mauro de Vasconcelos A miña planta de laranxa lima.