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La Asociación Juan de Lángara se ha ganado un sitio en la Tall Ships Races. Aurelio, presidente de la entidad, recibió la medalla Janka Bielak. Fernando e Iñaki fueron premiados como «voluntarios del año»
19 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.A Coruña, en general, y la asociación Juan de Lángara, en particular, se han ganado un puesto relevante en la regata de grandes veleros Tall Ships Races (antes Cutty Sark). Aurelio Fernández -hoy, por cierto, está de cumpleaños- es el presidente de la entidad. Afronta un momento de salud delicado, pero con la fuerza de haber recibido recientemente de manos de la Sail Training International (STI), por su contribución a la colaboración internacional, el premio a toda una vida de trabajo [desde los 70] ligado a la regata. La medalla Janka Bielak le fue concedida a Aurelio en Riga, precisamente donde, «con sorpresa», Iñaki Hornes y Fernando Gil, también miembros de la entidad, fueron reconocidos como «voluntarios del año». Son los únicos españoles con esas distinciones. A ambos los introdujo «en este mundillo» Aurelio, hace ya unos 22 años.
Al presidente de la asociación Juan de Lángara, creada en 1996, le atribuyen una pasión por «acercar la gente al mar, rompiendo ese tabú de elitismo asociado a la navegación: no lo es». Tratan, sobre todo, de involucrar a los jóvenes. Tanto Iñaki como Fernando hacen extensible el galardón a los voluntarios, a otras entidades, al Ayuntamiento «y al trabajo callado de tanta gente». Es, dice Fernando, «un reconocimiento a la ciudad».
Por el puerto coruñés ha pasado tres veces la Tall Ships Races desde el 2002 y volverá en el 2016. «Es una referencia en Europa», señala Iñaki. El velero Juan de Lángara recibió en el 2006 el Friendship Trophy, máximo galardón otorgado a un barco de vela en la regata. «Janet Rogers, la mujer de Aurelio, también ha trabajado mucho para que la ciudad estuviese a la altura», apunta Fernando.
«Navegar es desconectar del mundo», resume por su parte Iñaki. Hacerlo de noche, el frío, convivir, ver ballenas, enfrentarse a las divertidas anécdotas que puede dejar el idioma, sentirse anfitriones o conocer los mares de Europa. Es algo de lo mucho que han disfrutado en estos años.