Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

El rey del bacalao

La Voz

FIRMAS

Evaristo de Vicente aprendió de los indios el consumo de este pescado

12 ene 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

Evaristo de Vicente Rodríguez (Tui, 11 diciembre 1873-Vigo, 14 julio 1957) fue uno de tantos emigrantes gallegos de éxito, en su caso en México, donde no solo hizo fortuna en los primeros años del siglo XX. Observó también, como empleado de una fábrica de cerveza de un tío suyo, que servía a los indios, que estos consumían más bacalao que pescado fresco, lo que sin duda le dio la idea del negocio que montaría algún día, fuera en tierras mexicanas o en España. De todos modos siguió por aquellos parajes algún tiempo, e incluso contrajo matrimonio con una india tarahumara, Josefina Giménez Pérez, con la que tuvo algún hijo en aquellas tierras.

Al estallar la revolución mexicana de 1910 y comprobando que las huestes de Pancho Villa estaban dispuestas a seguir en su empeño de dominar el país a sangre y fuego, empezó a pensar en su retorno a España, propósito que llevó a cabo en cuanto le fue posible. Se dirigieron a Galicia, donde vivieron una temporada con un tío canónigo que por entonces residía en Tui, su pueblo natal.

En 1915 se establece en Vigo nuestro personaje, con un comercio de comestibles en la calle de Colón. En el Archivo Municipal de la ciudad se conserva un libro registro de aperturas que da fe de ello, aunque en sucesivas inscripciones se dio de alta como mayorista. Realmente su actividad, al menos durante algún tiempo, no se limitó a la ciudad olívica, ya que servía a Galicia con un carromato tirado por un caballo.

Armador de Panxón

El que se dio a conocer en seguida como El Rey del Bacalao, tenía el problema de que se veía obligado a abastecerse en el extranjero, ya que la flota española estuvo dos siglos sin acudir a Terranova. En torno a 1924 las cosas cambiaron, siquiera parcialmente: Un intrépido armador de Panxón, Manuel Domínguez Macaya, empezó a frecuentar aquel caladero, del que el primer barco llegó a nuestras costas con 160.000 kilos de pescado, en parte bacalao. El pesquero que había hecho tal heroicidad fue el Melitón Domínguez, que al poco, junto a otras unidades de la flota gallega empezaron a disputarle a los vascos la explotación de Terranova. No obstante, la producción nacional no era suficiente y Evaristo de Vicente tuvo que seguir acudiendo al mercado internacional, como confirma las importantes cantidades de moneda extranjera que adquiría. En los años veinte y treinta ya había alcanzado el éxito nuestro comerciante, pero lo mejor estaba por llegar, porque con la guerra y la posguerra aumentó la venta de bacalao, que era un artículo relativamente barato para aquellos años de racionamiento. Sin embargo, fueron años difíciles, por otra parte, para Evaristo de Vicente. Tenía un carácter fuerte y no aceptaba de buen grado las imposiciones de las autoridades de la época. Por fuentes familiares hemos confirmado que tales enfrentamientos llegaron a dar con los huesos en la cárcel de El Rey del Bacalao, que todavía durante unos años siguió siendo conocido por ese sobrenombre. Al margen de su actividad comercial, llegó a ser presidente de la Agremiación de Almacenistas, así como secretario del Círculo Mercantil. También ostentó algún cargo directivo en el Casino. Pero era sobre todo, según los que le trataron, un as de las ventas; el rey, según él mismo.

memoria de vigo Por Gerardo González Martín

gegonma@gmail.com