Cuenta las semanas que le restan para debutar como padre. «Será el mes que viene. Mi mujer ya está de baja porque es un embarazo de alto riesgo. Son mellizos, dos niños, que se van a llamar Héctor y Carlos. No quería nombres que fuesen largos», comenta sonriente. «Me casé con 30 y acabo de cumplir 41. Por la edad es el momento, ya me demoré bastante», apunta Héctor Cañete del Campo, hostelero y presidente de la Asociación Provincial de Hostelería y de la confederación gallega de empresarios del sector. Quedamos en uno de sus locales, el Boulevard de la calle de Rubine. Participa en otro, el Tortoni que está enfrente del Belén, y sueña con montar un restaurante pequeño, de pocas mesas. «Ya estuve mirando bajos por ahí, pero no es el mejor momento. No creo que me atreviese a cocinar yo, aunque soy bastante cocinillas. En casa utilizo la Thermomix. Ya tengo ensayado lo de hacer papillas».
Monitor de natación
Su mujer, Estefanía, trabaja en la Diputación desde hace 15 años. Es funcionaria. «No tuvo paga extra de Navidad y cobró menos por estar de baja y ahora hay que sumar los gastos de los niños», destaca Cañete mientras una de sus empleadas nos sirve los cafés. El local es amplio, dispone de varias mesas de billar y una pantalla gigante. En una mesa se amontonan cantidad de tableros para juegos de mesa. «Antes me gustaba mucho jugar al ajedrez. Ahora mi única afición es el buceo desde embarcación», apunta Héctor, que antes de dedicarse de lleno a la hostelería fue monitor de natación. «Trabajaba en las instalaciones de la Xunta», recuerda. Su primer trabajo fue de «relaciones» (así se denominaba a los relaciones públicas) de la discoteca Pachá. «Hasta ganábamos algo de dinero. Ahí conocí a Emilio Ron y a Che, con los que después empezamos con los Tortoni, aunque ahora solo sigo en el del paseo de los Puentes», explica.
Pisito en Los Rosales
Se define como un hombre «moderado en todo». «Tengo un pisito en Los Rosales, un coche pequeño pagado. Me gusta la tranquilidad». Dice que no es de beber alcohol, aunque le encanta saborear un buen vino en una comida. Madruga mucho. «Hago vida de día, a mí la noche no me confunde, aunque a ver si ahora los niños me dejan dormir», sonríe. Es adicto a las noticias económicas y sigue hasta la evolución de la bolsa de Nueva York. «Rajoy a Merkel le está haciendo la del gallego con lo del rescate, y la prima de riesgo sigue bajando», explica. Tiene una empresa de importación y distribución de iluminación led, además de los locales. Dice que nunca vio el programa de Chicote, el terror de los hosteleros, pero le gusta el De bares de V Televisión. Espera poder inaugurar dentro de un año el aula de cocina en Ponte da Pedra, que «será la mejor de España. Invertimos 2 millones de euros», asegura. «Después llegará el momento de que venga otro a la asociación», anuncia. Se acabó el café.
«Soy bastante cocinillas, en casa utilizo la Thermomix»