
Solo el can de palleiro parece viable doce años después de su inscripción
29 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Galicia tiene cuatro razas autóctonas caninas: can de palleiro, perdigueiro galego, podengo galego y guicho o quisquelo. Llevan con nosotros muchos siglos, pero son pocos los que les han prestado atención. En 1999, la Xunta le dio un fuerte empujón al tema. Se realizó un trabajo ímprobo de documentación y localización de ejemplares que se tradujo en el reconocimiento estatal de estas cuatro razas, del que quedó constancia en una orden publicada en el BOE el 2 de agosto del 2001, que detallaba los estándares raciales.
Doce años más tarde, perdigueiro, guicho y podengo «están en riesgo de extinción», en palabras de Mauricio Alonso Troncoso, jefe en Pontevedra del Servicio Provincial de Gandería y la persona que en 1999 abanderó el complejo proyecto de recuperación.
El apoyo a las razas autóctonas «se interrumpió de pronto, perdiéndose una línea de ayuda, que no tanto de dinero, imprescindible para su asentamiento y supervivencia», sostiene el experto, que aboga además por el reconocimiento del perro «como especie ganadera, algo que contempla la FAO y que permitiría conseguir fondos estatales y europeos».
La situación de estos animales gallegos es «dramática». Solo el can de palleiro presenta una salud razonable gracias a la labor altruista del Club Can de Palleiro, «porque si los socios no hubiésemos puesto dinero de nuestro bolsillo, el animal estaría igual que los demás, en peligro de extinción», sostiene su presidente, Ernesto Fernández, que destaca el apoyo logístico «del Centro de Recursos Zooxenéticos».
El club obtuvo de la Xunta la gestión del libro genealógico, que se lleva con rigor, así que hay datos concretos sobre la situación del can de palleiro. «De las 9 hembras que se censaron cuando empezó nuestra labor hemos pasado a 480 perros inscritos [habrá bastantes más sin control por toda Galicia], con un ritmo de crecimiento de 80 a 100 cachorros al año en los últimos ejercicios», Dice el presidente, que alerta, no obstante, sobre un problema de consanguineidad que obliga a «localizar otros machos para abrir líneas nuevas».
No existen datos de las demás razas, pero Fernández asegura que por las prospecciones que realizó el club, «el perdigueiro, en la práctica, está extinguido porque no se hizo nada para evitarlo». Y si queda alguno, «serán dos o tres ejemplares».
Mauricio Alonso recuerda que «es un perro para caza de pluma que está perfectamente adaptado al bosque cerrado de Galicia, donde el pointer no trabaja bien». En los años setenta «era lo que había, pero se desechó, cruzándolo absurdamente». «Poco mejor es la situación del podengo -advierte Alonso-, muy indicado para la caza del conejo». Fernández calcula una reserva «de dos o tres hembras».
Tal vez tenga mejor pronóstico el guicho «porque es muy valorado por los cazadores. Es un zapador das toxeiras -describe Alonso-, capaz de excavar hoyos impresionantes y sacar al conejo de la madriguera». Existe un interés creciente por impulsar el control de esta raza.