Las carreteras del sur de Lugo ya no tienen ni un solo radar fijo

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

FIRMAS

ALBERTO LÓPEZ

La DGT retira los dos que había en Pantón y Taboada. En los tramos que controlaban, las infracciones se habían reducido un 70% y un 60%

30 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El número de radares fijos no ha dejado de incrementarse en los últimos tiempos en las carreteras gallegas. Sin embargo, el sur de Lugo acaba de quedarse sin ellos. El pasado mes de diciembre eran desmantelados los que funcionaban desde hace años en los municipios de Pantón y Taboada, en las carreteras N-120 y N-540, respectivamente. Los dos han caído víctimas de la reordenación general del mapa de radares aplicada por la Dirección General de Tráfico (DGT), con el objetivo de «adaptar los puntos de control a las necesidades actuales del tráfico en Galicia y los nuevos tramos de riesgo en vías interurbanas».

Los radares que hasta ahora estaban en Pantón y en Taboada no se cuentan entre los más activos, más bien al contrario. De acuerdo con la estadística de actividad que manejan en la Jefatura Provincial de Tráfico, entre los dos sumaron en el 2012 únicamente el 9% de las 38.000 sanciones impuestas por los doce puntos fijos de control de velocidad que hasta diciembre había en la red viaria de Lugo.

Pero en estas cifras de uso hay otros datos que demuestran que, aunque no multasen mucho, sí resultaban efectivos para reducir los excesos de velocidad en sus respectivos tramos. Por ejemplo, en la subida de Monforte hacia Ferreira por la N-120 -donde operaba el de Pantón-, el número de excesos de velocidad multados entre el 2010 y el 2012 se redujo un 70%. El balance del otro radar que había en esta zona también es espectacular. A lo largo del 2010, en el tramo de la N-540 que pasa por la entrada sur a Taboada se tramitaron un 60% más de sanciones por exceso de velocidad que en el 2012.

La jefa provincial de Tráfico, Paula Yubero, admite que esta disminución en el número de sanciones se refleja también en la siniestralidad de estas dos carreteras. «Se ha observado -explica- en ambos casos una mejoría en la velocidad media de circulación, y también en una reducción de la accidentalidad y en la consiguiente mejora de la seguridad vial.

A Lugo y a la A-8

Paula Yubero explica precisamente que la redistribución de radares pretende servir para «reducir las velocidades medias en las distintas carreteras de la provincia y mejorar la seguridad vial». La decisión de mover estos radares y no otros fue adoptada de acuerdo con el criterio de los responsables de las distintas jefaturas provinciales de Tráfico y la Xunta, el centro de gestión de tráfico del noroeste y la agrupación territorial de la Guardia Civil de Tráfico.

En esta reubicación, la Dirección General de Tráfico no tenía intención de reducir el número de puntos de control de velocidad existentes en las carreteras de la provincia de Lugo. Según explicaron sus portavoces a finales del pasado mes de octubre, su plan pasaba por colocar dos radares fijos en algún punto de la A-8, la autovía del Cantábrico, a este lado de la frontera con Asturias; y en la N-VI dentro del municipio de Lugo.

El lado gallego de la A-8 no tenía hasta ahora ningún radar. En cambio, en el tramo de la N-VI que pasa por el municipio de Lugo ya había uno