Después de su brillante gestión en Bankia, Rodrigo Rato Figaredo consiguió un cholliño en Telefónica. Cobrará 200.000 euros al año. Para ir tirando. Después de su brillante gestión en Novacaixagalicia, a Julio Fernández Gayoso lo han jubilado y le han quitado la medalla de oro de Vigo. Sí, la vida es injusta. Pero al menos Gayoso tiene gratis los viajes en Vitrasa. Para eso es pensionista.
Deben de estar encantados todos los que se arruinaron con las participaciones preferentes, ese producto financiero que se diseñó en los despachos del número 1 de García Barbón. Ahora que Gayoso ya no tiene en su poder la medalla de oro de la ciudad, su problema ha quedado resuelto. Lógicamente. Brillante solución la que han buscado los políticos. Porque ya se sabe que lo realmente importante, lo que quita el sueño a los ciudadanos, no es tener sus ahorros atrapados ni que les nieguen créditos cuando van a poner en marcha algún proyecto ni tampoco que los desahucien de sus casas. El verdadero problema es que un señor de ochentaypico tenga en su casa la medalla de la ciudad que le entregaron hace 16 años. Ah, los símbolos.
Imagino que ahora cogeremos la lista de todos aquellos a los que un día aplaudimos, besamos y envidiamos para comprobar que, efectivamente, siguen siendo castos y puros. Y si no lo son, ¡que devuelvan la medalla! Que los grupos políticos municipales les echen la culpa a ellos, por malos gestores y por enriquecerse. Es mejor que hagan eso en vez de mirarse a sí mismos y sentir vergüenza por haberlos elegido.
Porque ahora, ¿quién les pide responsabilidades a los 27 señores y señoras que en marzo de 1997 se sentaron en la sala de plenos del Concello y alzaron su mano para concederle a Gayoso la medalla de oro de Vigo? Algunos todavía se sientan en esa misma sala. Una vez al mes siguen levantando, alegremente, la mano.
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