Cuatro de cada diez botellas de sus vinos se destinan a la exportación
03 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Las exportaciones tienen todavía un peso anecdótico en el conjunto de la denominación de origen Ribeira Sacra, donde priman las pequeñas bodegas familiares y una viticultura a veces más próxima al hobby agrario que a un concepto profesional. Las marcas punteras, sin embargo, comienzan a destinar una parte significativa de su producción al mercado exterior, espoleadas por la crisis y por el interés de los importadores por refrescar sus catálogos. Algueira y Guímaro, dos casos significativos, comercializan ya el 40% de sus vinos en otros países. Estados Unidos es su principal destino.
Fernando González, de Adega Algueira, viajó a mediados del pasado mes de marzo a Nueva York para participar en la presentación de los vinos de su distribuidor en ese país, Douglas Polaner, en cuyo catálogo figuren elaboradores del prestigio de Álvaro Palacios. Más recientemente, fue Pedro Rodríguez, de Adega Guímaro, el que participó en un acto similar en la ciudad estadounidense destinado a propietarios de vinotecas, sumilleres y periodistas especializados. Por su mesa desfiló Eric Asimov, crítico de vinos del New York Times, que en el 2008 realizó una visita a la Ribeira Sacra con el fin de elaborar un reportaje sobre la viticultura heroica.
«Foi unha das presentacións de máis nivel das que teño participado, por interese e coñecemento da zona, dos viños e dos tipos de elaboración. Nós levamos seis anos vendendo en Estados Unidos e cada vez a Ribeira Sacra soa máis. Reportaxes como o que publicou Asimov axudaron moito», señala Pedro Rodríguez. Según sus estimaciones, más treinta mil botellas de las diferentes marcas que elabora Guímaro se venden actualmente fuera de España. No solo en Estados Unidos, sino también en Canadá, Australia, Puerto Rico o Noruega.
Interés en Australia
Australia es, curiosamente, el principal destino después de Estados Unidos de las exportaciones de vinos de Algueira, que en la actualidad vende en el mercado exterior del orden de doce mil botellas de sus diferentes marcas. Dos terceras partes son de vino joven y el resto de alta gama. «El contacto con Australia surgió en el restaurante de Martín Berasategui. Un distribuidor le pidió que le sorprendiese con algún vino español y le dieron a probar nuestro merenzao. Al poco tiempo nos llamó para concertar una visita a la bodega», apunta Fernando González. Son casualidades aparentes que, en realidad, responden al trabajo de muchos años. «El importador te sigue, quiere continuidad y constancia. Si las hay, luego llegan los pedidos», dice el bodeguero.