Ramón Hermo está convencido de que morirá joven: «Hoy trabajo más que nunca. Ni siquiera cuando monté Foelca trabajaba tanto. Hago kilómetros como un mono. No paro. Duermo mal al mínimo problema, porque mi cabeza, como el buscador de un ordenador, no para hasta hallar soluciones. Moriré joven, pero esta es mi vida». Para entender las palabras de este emprendedor basta señalar que tiene factorías en Galicia, Castilla León y Andalucía, y desarrolla iniciativas empresariales en Sudamérica o Kazajistán.
-¿No se siente cansado con 35 años de labor empresarial?
-Solo me encuentro físicamente cansado cuando me dan los ataques de gota o tomo la medicación de la diabetes. Mentalmente, estoy como si tuviese 18 años, tengo la misma ilusión. A mí estas cosas me rejuvenecen. Las empresas no se pueden llevar a distancia, hay que estar en ellas, con los empleados. Es la mejor forma de detectar los problemas a tiempo para actuar de forma adecuada.
-¿Qué fue del proyecto de reciclaje de plásticos Plasticur?
-Estamos en el proceso para hacernos con la nave. Vamos a adquirir 70.000 metros cuadrados y nos reservamos una opción de compra de 130.000. Y es que prácticamente ya tenemos carga de trabajo porque hemos replanteado el proyecto inicial y aunque mantenemos la idea de reciclar plástico sucio para tableros cuyo uso pueden ser encofrados, vallas publicitarias, o mobiliario, hemos indagado con éxito la fabricación y manipulación de la fibra de carbono para su aplicación en el sector de la aeronáutica, mundo que tiene hoy mucho trabajo, y estamos a punto de firmar un acuerdo con la empresa mixta que hace el talgo de Kazajistán y sondeamos opciones con Airbus.
-¿Más iniciativas en mente?
-Como hace poco leí en la prensa que están robando tapas de alcantarilla de fundición, porque tienen salida en el mercado negro de metales, hemos diseñado unas de fibra con menos valor que ya han despertado interés en una gran compañía. Y ahora estoy inmerso en resolver los problemas de calcificación de las calderas y calentadores en poblaciones mediterráneas.