
Veiga dirigirá los talleres infantiles de «cuentaemociones» en el salón Beauty
23 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Cuando en España dejó de emitirse la serie Fama, Estíbaliz Veiga (Celeiro de Mariñaos, Lugo, 1979) todavía era una niña, pero se puso tan triste que empezó a llorar. Lloró tanto que decidió recoger una de sus lágrimas en una cucharilla, la envolvió en papel de aluminio y la guardó en un cajón. Una vez se sintió preparada para secar la lágrima y fue a por ella, su abuelo, muy solemne le espetó: «Neniña, el agua se evapora». Fue la primera lección de su vida.
-¿Era tan fan de la serie?
-De pequeña me encantaba Fama. Quería ser Leroy Johnson.
-¡Pero si el personaje de Leroy era chico!
-Eso me decía mi abuelo. Menos mal que luego me dejaba bailar encima de la mesa de la cocina.
-¿Es ahí cuando decide ser actriz?
-A los siete años era muy tímida, pero mi profesor de matemáticas, don Luis, me propuso hacer una obra de teatro. Se trataba de A tía lambida, de Eduardo Blanco Amor. En el escenario me sentí segura y capaz. Y ahora, para mí, el teatro es como un estado de felicidad.
-¿Qué opina de la invasión de los monologuistas en los teatros? ¿Eso también la hace feliz?
-Hay sitio para todos. Los actores tenemos que pelear por lo nuestro, pero debemos ser realistas y ver lo que el público demanda. ¿Qué es lo que quiere el público?
-Ahora mismo, reírse.
-Reírse o emocionarse o ver un espectáculo de danza que les haga sentirse especiales o enamorarse de nuevo. Si hay teatros vacíos, todos podemos actuar. Hay que fomentar que los chavales vayan al teatro desde niños y potenciarlo como se hace con el deporte.
-Usted también es una consumada atleta.
-A mí me parece bien que se cierren los Cantones cuando hay una carrera o que se corte el tráfico en Riazor por un partido de fútbol. Pero hay que darle el mismo empuje a la cultura. Y hacerla más accesible para nuestros hijos, porque eso les dará una base que nunca perderán.
-Pues a mí me da la impresión de que ahora hay más oferta de teatro infantil que nunca.
-Infantil sí, pero hay una franja de edad, entre los 12 y los 18 años, con poca oferta teatral.
-¿Puede ser una solución el microteatro?
-Eso está muy bien como aperitivo, para que luego quieras ver más teatro.
-¿Y del auge de los musicales qué me dice? Este fin de semana hemos tenido «Grease» en el Palacio de la Ópera.
-¡Totalmente a favor! Pero si este año he estrenado cuatro musicales dirigidos por mí misma: El mago de Oz, El rey león, Cats y Moulin Rouge. Los dos últimos, en el colegio Calvo Sotelo. Es un género que ayuda a los adolescentes a desbloquearse y olvidarse de los complejos típicos de esa edad, porque hay mucho trabajo de expresión corporal, sobre todo.
-¿Satisfecha con su oficio?
-Lo de ser pedagoga teatral me da una cierta estabilidad. Soy profesora en el colegio Andaina, en la escuela Katarsis y trabajo en la Facultad de Psicología, con niños de altas capacidades.
Estíbaliz Veiga actriz