Se suele asegurar que no existe un perfil único, un común denominador a los maltratadores. Desde el Instituto Europeo Campus Estellae aseguran que sus investigadores han identificado «dos perfiles», así como han establecido «las pautas para detectar casos de violencia de género».
Un prototipo de agresor es el que denominan pitbull: «Es violento con las personas que dice querer, es celoso y tiene miedo al abandono, priva a la pareja de su independencia y la ataca públicamente, reacciona violentamente durante una discusión, tiene potencial para la rehabilitación y no ha sido acusado de ningún crimen».
Difícil de rehabilitar
Un segundo modelo es el calificado como cobra. A diferencia del anterior, es complicado que pueda rehabilitarse y «posiblemente haya sido acusado de algún crimen». Su perfil se corresponde con el de un individuo que «siempre es agresivo, es propenso a amenazar con cuchillos u otro tipo de objetos, la violencia no le supone ningún tipo de alteración emocional, por lo que es difícil que responda a tratamientos psicológicos, insiste en que deja a su pareja hacer lo que quiera, y suele abusar del alcohol y las drogas».
Desde el instituto europeo, en todo caso, remarcaron que «la infancia es determinante en la configuración del perfil de maltratador. En unos casos, la violencia del agresor oculta el miedo o la inseguridad que sintió un niño ante un padre abusivo».