Agricultores y ganaderos demandan más batidas, pero los cotos no dan abasto. Esta época del año es la peor para los aficionados
20 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El primer verano libre para cazar jabalí no está respondiendo a las expectativas. Muchos cazadores se resisten a salir al monte, a pesar de que agricultores y ganaderos no dejan de presentar denuncias por destrozos en cultivos. Tal y como prevé la ley de caza aprobada el año pasado para los municipios con más actividad cinegética, se están realizando batidas en lugares en los que hay constancia de daños provocados por jabalíes o corzos. Pero hay cuadrillas enteras, incluso entre las más activas en invierno, que se niegan a disparar.
«Esta época é mala para cazar, tanto para os cazadores como para os cans», resume Manuel Casares, presidente del coto de Monforte. Es mala porque el calor hace incómodas las caminatas por el monte para los que llevan las escopetas, pero sobre todo porque pone en riesgo a los perros. «Non é só que resulte cansado para os cans, é que hai cans que sofren sofocos e simplemente quedan no monte», advierte Casares.
Caza sin muerte
Al temor por los perros y a la incomodidad hay que sumarle además las dudas sobre la sostenibilidad de la caza en esta época del año. Un ejemplo. La habitualmente muy activa pandilla de caza del barrio monfortino de O Morín solo ha hecho una salida desde que empezó el verano. Y sin escopetas, solo con perros para ahuyentar a los jabalíes que habían provocado destrozos en unos cultivos en un punto de la comarca de Monforte.
Este y los otros grupos de caza que optan por esta modalidad de batida incruenta apelan a que esta es época de cría, y por lo tanto no es adecuado abatir jabalíes, por muy extendida que esté su población.
A José López, que forma parte de la cuadrilla de O Morín, le parece que los cazadores tienen un compromiso con agricultores y ganaderos y que si ellos lo piden tienen que responder. A él le parece que las batidas sin armas no tienen realmente utilidad. Con el grupo de O Morín no ha ido, pero sí con la otra pandilla en la que está integrado, la del barrio de Carude. Para evitar molestias y proteger a los perros, este grupo ha optado por modificar los horarios habituales de caza que siguen en invierno. Han decidido salir a las seis o las siete de la mañana y acabar antes del mediodía, para evitar las horas en las que el sol cae a plomo y las altas temperaturas pueden desfondar a los perros.
Todos los consultados coinciden en que se está aprovechando la posibilidad de solicitar batidas previas, pero a medio gas. Antonio Casares cuenta, por ejemplo, que los grupos que están haciendo batidas de caza mayor este verano no suelen reunir a más de quince personas, cuando el límite máximo es de treinta y en invierno acostumbra a cubrirse sin problemas.
Lo que les cuesta a los cotos
Y mientras tanto, los cotos están cada vez más apurados por la obligatoriedad de pagar los daños provocados por las especies cinegéticas en los terrenos de cultivo. Los apuros del coto de Monforte, por ejemplo, se miden en las siguientes cifras. Durante el año pasado, esta sociedad de caza tuvo que pagar cerca de 20.000 euros por un seguro que cubre su responsabilidad, pero solo en parte.
Se trata de un seguro con una franquicia de seiscientos euros, así que la empresa con la que lo tienen contratado solo empieza a pagar cuando la factura supera esa cantidad. De forma que además de los 20.000 euros de la aseguradora, el coto monfortino tuvo que desembolsar el año pasado alrededor de 12.000 euros más por la parte que no tienen cubierta. Los socios de esta entidad pagan 150 euros por caza mayor y cien por caza menor. «Somos unha das zonas que pagamos cotas máis altas», se lamenta Casares.
caza y medio ambiente la nueva legislación