El Colegio de Ciegos de Pontevedra fue el segundo de España y cumple setenta años
22 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Pontevedra mantiene una estrecha relación con la ONCE desde 1943 y tiene una parte alícuota en los premios Príncipe de Asturias de la Concordia y Medalla de Ouro de Galicia 2013 que le fueron concedidos. La Organización Nacional de Ciegos celebra con estos galardones su 75 aniversario, que además coincide con los 70 años de existencia del Colegio Santiago Apóstol de Campolongo. Fue el segundo colegio de ciegos de España -después del de Madrid-, hoy reconvertido en Centro de Recursos Educativos para la integración escolar de invidentes de Galicia, Cantabria y Asturias. Su director, además de exalumno, José Ángel Abraldes (Santiago, 1968) es licenciado en Derecho y fue testigo de la evolución de este centro, pendiente ahora de una nueva sede paralizada por la crisis.
-¿Cómo fue su primer contacto con la ONCE como alumno?
-Siempre he convivido con la ceguera. Tengo tres primos con mi misma problemática, una retinosis pigmentaria, y mi abuelo también era ciego. Vine a estudiar aquí con siete años. Vivíamos en Vilagarcía y primero estuve interno. Después, mis padres pudieron acercarse a Pontevedra y seguí estudiando como externo. Los antiguos colegios de la ONCE hicieron una gran labor, pero el internado era una obligación -salvo que tuvieras la suerte de vivir en una de las ciudades sede de esos colegios- y solo ibas a casa en vacaciones. Conseguías una educación muy adaptada a las necesidades, pero también se producía un desarraigo familiar y social importante.
-Mucho cambiaron las cosas.
-Muchísimo. Cuando volví como director, en el 2000, ya era completamente distinto al colegio que yo había dejado en 1984 como alumno. La realidad del 2013 tampoco tiene nada que ver. Hoy es un centro tremendamente moderno, con unos servicios moldeados a la necesidad especifica derivada de la discapacidad visual de cada alumno.
-¿La desaparición de los colegios de ciegos y la integración en el régimen general educativo fue una demanda de la propia ONCE?
-Fue una demanda social y la LOGSE fue pionera en dar respuesta a esa demanda de integración. Difícil sería una integración social y laboral, si no tienes la educativa. El Centro de Recursos de Pontevedra atiende ahora a 550 alumnos que estudian en colegios ordinarios de Galicia, Cantabria y Asturias.
-¿Cuántos llegan a la Universidad y qué carreras eligen?
-Uno de cada ocho. En Galicia son 40 universitarios y las carreras de letras siempre le son más favorables. Pero también se enfrenta y superan perfectamente carreras de ciencias. El fracaso escolar que tenemos es del 9 %, frente a más del 26 % de media en general en España.
-Según su presidente, el único empleo que crece es el de las personas con discapacidad. Más de 41.000 puestos en 2012.
-La ONCE y su fundación son expertas en la creación de empleo, en valores como la solidaridad, en apostar por la gente con discapacidad. Esta organización ha hecho un esfuerzo importante para que se abran las mentes y se entienda que las personas con discapacidad en un puesto de trabajo no solo pueden proporcionar el mismo buen resultado individual que cualquier trabajador, sino que además es un impulso social para la plantilla.
-¿Se puede cuantificar esa integración laboral en Pontevedra?
-No llevo yo ese tema, pero si hay gente integrada laboralmente, como en muchas otras ciudades, en el sector público y privado. Nosotros les prestamos apoyo tanto en la formación laboral permanente como en la adaptación al puesto de trabajo, facilitándole equipos informativos de síntesis de voz, anotador parlante, línea o impresora Braille...
-Sin embargo, a pesar de ese dato relevante de creación de empleo, la ONCE también sufre la crisis. ¿Bajó la venta del cupón también en esta ciudad?
-Tampoco le puedo dar ese dato porque no es mi materia. Lo que si le puedo decir es que en la zona norte de la provincia tenemos 540 afiliados y 70 trabajan como vendedores de cupón. La ONCE sufre la crisis como cualquier empresa o entidad y estamos reinventándonos diariamente, tanto en la actividad empresarial como de los servicios sociales, de manera imaginativa y creativa para tratar de defender nuestros mejores resultados.
-La paralización del nuevo centro de la ONCE en A Eiriña es otra consecuencia de la crisis. ¿Para cuando esa obra?
-En el año que se fraguó esa planificación, contábamos con tener el nuevo centro en dos o tres años. Desgraciadamente, el proyecto fue bastante contestado, introduciéndose en él diferentes posiciones de las distintas Administraciones públicas, y se fue retrasando hasta que nos encontramos con la crisis. En este momento no tenemos posibilidad de llevarlo a cabo. Como le ha pasado con tantos otros proyectos públicos o privados.
-¿Pero se retomará?
-La ONCE tiene intención de llevarlo a cabo cuando pueda y apelamos a la comprensión de las Administraciones públicas y de la ciudadanía. Para nosotros lo prioritario es la prestación del servicio. Si además tienes una nueva sede más moderna para prestarlo, estupendo. Pero en la sede actual, que sigue siendo preciosa y muy querida por todos, el servicio está garantizado.
-Entiendo que no han conseguido dar salida a la edificabilidad que tienen en Campolongo para financiar el nuevo centro.
-Para construir el nuevo centro necesitamos fondos que saldrían de esa edificabilidad y a nadie se le escapa que hay muchos pisos sin vender y nadie quiere construir. Mientras nadie quiera edificar en Campolongo, no vamos a tener fondos para el nuevo centro.
-¿La Universidad sigue interesada en la antigua residencia de la ONCE?
-Como primer paso, nosotros ya permutamos nuestra residencia y el pabellón deportivo al Concello por el solar de la calle 12 de Noviembre para nuestro nuevo centro. Todo el desarrollo posterior del convenio entraña que nuestra nueva sede esté construida. En tanto eso no ocurra, aquí no se puede hacer nada. La Universidad estuvo ampliamente interesada por estas instalaciones, pero por lo que leo tampoco es ajena a la crisis.
-Pontevedra es un ejemplo de accesibilidad, premiada incluso por la ONCE. Pero, supongo, que la ciudad no es perfecta.
-Pontevedra ha hecho grandes esfuerzos en accesibilidad y ha tenido, tiene y tendrá siempre nuestra colaboración. Evidentemente, aún hay déficits, en concreto para los invidentes. Hay que hacer muchos kilómetros para encontrar semáforos acústicos y en algunos puntos, como la estación de tren o la rotonda de Fernández Ladreda- General Rubín, cruzar la calle para una persona ciega es un acto de heroísmo, dado que cada vez convivimos más con coches eléctricos que son peligrosísimos si solo nos podemos valer del oído.
José ÁNGEL ABRALDES RODEYRO director del CENTRO DE RECURSOS EDUCATIVOS DE LA oNCE
«Cruzar algunas calles para un ciego es un acto
de heroísmo»
«Difícil sería la integración social y laboral, sin la educativa»
«La Once sufre la crisis como cualquier empresa o entidad»