
Es la directora del instituto más antiguo de la ciudad, el Eusebio da Guarda, con más de 150 años de historia. Su despacho con techos de casi cinco metros está situado en la planta baja del edificio de la plaza de Pontevedra, que en el 2015 cumplirá 125 años. Un reloj de pared marca las dos en punto de la tarde. Excepto por el ordenador y la impresora parece que el tiempo se detuvo en este espacio. «Soy una entusiasta de lo mío. Me encanta dar clase y como directora procuro ser accesible aunque la imagen que tienes que dar es de firmeza. Soy el último escalón y a este despacho se viene o por cosas muy buenas o muy malas. Creo que nunca expulsé a nadie de manera definitiva, lo más grave fue una expulsión de un mes», asegura Isabel Ruso de Lago, que nació en Madrid, pero desde que era niña reside en A Coruña. Su marido es arquitecto, tiene 52 años y tres hijos de 25, 22 y 19 que son de ciencias. «Yo también, pero al acabar COU estuve indecisa y me decanté por Historia», comenta.
Los jóvenes del Eusebio
Le gustaría impartir la asignatura de Historia de España en 2º de bachillerato, pero este curso le tocaron los de 4º de la ESO: «Soy una defensora de la juventud. Aquí salen cada año promociones de 170 o 180 alumnos fantásticos. Se ha vendido un producto equivocado de la juventud, por ejemplo, hay muchos chicos que van al botellón y no beben. Un niño tiene que respetar al profesor y es básico que los progenitores, que somos demasiados permisivos, ayuden. Hay padres separados, por ejemplo, que lo llevan fenomenal pero hay otros casos en los que convierten al hijo en una pelota de ping pong», reflexiona la directora de esta centro en el que están matriculados más de 1.300 alumnos, como también en su día lo hizo el mismísimo Pablo Picasso. «Su expediente se conserva en el Salvador de Madariaga, pero aquí está su aula de dibujo, ahora multiusos, o el aula de castigo donde según parece le encantaba que lo mandasen para poder dibujar. Es posible que el Día de los Museos abramos el centro para poder mostrárselo a la gente», destaca. Los móviles están prohibidos en el instituto. «Un niño de 12 o 13 años puede estar perfectamente sin móvil», asegura Isabel, que confiesa que está bastante enganchada al juego Apalabrados cuyo funcionamiento me muestra en el móvil. Le gusta jugar al golf. «Lo hago mal, pero me entretiene mucho». Viajar, leer y la playa son sus otras pasiones.
La Lomce
El Congreso acaba de aprobar la nueva y polémica ley de educación. «El problema no es la Lomce, es que no tenemos un pacto de Estado para la educación y quien acaba pagando esto es el alumnado», reflexiona en el imponente edificio impulsado por el benefactor Eusebio da Guarda. «Espero que pronto se lleven a cabo las obras que prometió el conselleiro. Se trata de una reforma integral que hace mucha falta. Vázquez Abad está muy pendiente de nosotros y espero que nos toque pronto», apunta. Se hace tarde, el reloj de pared ya indica las tres y pico.