Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

«El voluntario debe encontrar a la persona detrás del enfermo»

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

FIRMAS

SANDRA ALONSO

Itínera trabaja en la integración efectiva de personas con males mentales

27 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

En el año 2005 fundó la asociación Itínera y al año siguiente la Universidade de Santiago le concedió el premio Humanitas por su labor. Carlos Martínez Uzal está ahora volcado en el proyecto Itínera, que busca integrar a las personas con enfermedad mental y que antes de final de año llegará a los 65 voluntarios.

-¿Cuál es la filosofía de Itínera?

-Itínera es una iniciativa social protagoniza por voluntarios y usuarios de los dispositivos de salud mental del Sergas. Lo que pretendíamos era crear una serie de actividades que fuesen tan atractivas para las personas que tienen un diagnóstico y para las que no lo tienen. Creamos una serie de grupos mixtos y evitamos la creación de guetos. Lo que nos preocupa es la integración efectiva.

-¿Cómo se organiza?

-El grueso de Itínera procede del voluntariado de la USC que estaba trabajando en el Psiquiátrico de Conxo hace diez años. Los programas habían crecido tanto y había tan poca oferta fuera que había gente que volvía a entrar en el hospital para hacer las actividades, y de lo que se trataba era de sacar gente fuera. [Sonríe]

-¿Hay prejuicios sobre la enfermedad mental?

-Aquí de lo que se trata es de derribar barreras y la mejor manera es hacerlo a través del conocimiento, porque lo que causa miedo de la enfermedad mental es la ignorancia, sobre todo porque nadie se pone todavía de acuerdo sobre lo que es un trastorno mental. Conceptos como normalidad y enfermo mental se convierten en constructos que son abstracciones. Los voluntarios tienen la función primordial, que es encontrar a la persona que está detrás del enfermo.

-Parece que la sociedad todavía se aferra a «A alguien voló sobre el nido del cuco».

-Lo notamos con los voluntarios que llegan por primera vez. Lo primero que preguntan es cómo hay que tratarlos. Pues lo mismo que con otra persona. En el momento que conocen a la persona olvidan esa cosificación del enfermo mental.

-¿Y los enfermos?

-Tampoco hay que sacar la bandera de la salud mental cada dos por tres. No podemos autoseñalarnos como enfermos mentales siempre porque las personas somos crisoles y a veces hay una autoestigmatización.

-La reforma del Código Penal tampoco los deja bien parados.

-Es otro de los síntomas del estigma. Parece que los enfermos mentales son ciudadanos de segunda y elementos peligrosos y que la presunción de inocencia ya no rige apenas. Debemos de protestar enérgicamente y preguntarnos a qué intereses obedece. El estigma y miedo atávico a la enfermedad mental ha estado ahí siempre y hay que romperlo ya, porque el índice de criminalidad entre los enfermos mentales es bastante inferior a los que no tienen diagnóstico.

-¿Cuál es la principal línea de trabajo?

-La educativa. Creamos aulas donde ayudamos a obtener una serie de títulos. Los voluntarios tenían el rol de profesor, pero muchos de los usuarios también eran personas válidas para dar clase y se convirtieron en voluntarios. Ahora nos encontramos con la tercera fase, que es la de personas sin ningún tipo de diagnóstico que quieren recibir clase y se la da una persona diagnosticada.

-Pero hay otras.

-Tenemos un programa de autonomía personal, actividades culturales, club de debate y lectura, informática, idiomas, artes plásticas, y líneas deportiva, medioambiental, respiro familiar, formativa e informativa, así como una red social.

carlos martínez uzal coordinador de la asociación itínera