La biblioteca estatal que Vigo no tiene porque no es capital de provincia ni de autonomía sí la consiguió Gijón en 1987.
La ciudad ovetense tampoco reunía los requisitos para tener una biblioteca del Estado, pero la consiguió gracias a la influencia del entonces colaborador del Ministro de Cultura, Cultura Ignacio Quintana. Por aquella época, el actual alcalde de Vigo, Abel Caballero, formaba parte del Gobierno central, pero eso no valió para que Vigo contara con este equipamiento. Por dos veces el regidor socialista tuvo en su mano la oportunidad de conseguir una biblioteca estatal para Vigo.
La primera cuando era ministro y Gijón pasó por delante. La segunda, siendo ya alcalde, cuando se la ofreció el entonces ministro de Cultura, Antonio Muñoz Molina, y no encontró una ubicación idónea.
Las gestiones políticas para conseguir una biblioteca estatal en Vigo ya vienen de antaño.
Vigo reclamó el mismo trato cuando la consiguió Gijón. «Nos dijeron que construyéramos el edificio y fue un convenio que negoció la concejala María José Porteiro siendo alcalde Manuel Soto, donde quedó acordado que el Concello ponía el edificio», recuerda el exalcalde Carlos Príncipe.
El Estado colaboraba con la obra aportando una parte del coste total con la obligación de que la dirección de obra estuviese a cargo de un arquitecto designado por el Ministerio de Cultura. Tras la marcha de Soto de la alcaldía, Carlos Príncipe continuó las gestiones. Bajo su mandato el Concello adquirió el edificio Ferro.
Proyecto estancado
Posteriormente llegó el alcalde Manuel Pérez y el proyecto se estancó, quedando pendiente desde entonces. «Abel Caballero tuvo la oportunidad de su vida de conseguir una biblioteca, pero la perdió», expresaba ayer Príncipe.
En su opinión, el mejor sitio donde haber ubicado la Biblioteca fue el edificio del antiguo colegio de Cluny. «En vez de montar guerras estúpidas, lo que hay que hacer es firmar un convenio como el de Gijón; si después de cuatro años yo fui capaz de abrir una biblioteca, a Caballero en siete le daba para hacer dos», le criticaba ayer Carlos Príncipe.