Ángeles González-Sinde, finalista del premio Planeta 2013, con El buen hijo, asegura que se siente «ilusionada, como hace tiempo que no me sentía» con la concesión del premio y especialmente porque después de una vida plagada de éxitos en su faceta en el cine y tras el paréntesis de la política «necesitaba hacer algo más personal y meditado en lo que hablará en primera persona sin mediaciones ni la intervención de toda la gente que interviene en el cine».
El buen hijo lo comenzó a escribir al salir del Ministerio de Cultura hace dos años. «Era un personaje que tenía en la cabeza y del que tenía muchas ganas de escribir su historia». Su protagonista, Vicente, «es una persona conformista que no se ha planteado mucho las cosas, que se deja llevar por las circunstancias, pero un día se da cuenta de que no avanza y quiere reinventarse». El problema es que «no sabe lo que quiere hacer y tampoco tiene claro si lo que hace es porque le gusta o por que las circunstancias de su vida le han llevado a tener esa vida». Vicente inicia su transformación «cambiando lo exterior, pero finalmente se da cuenta de que el problema está en él y en su actitud ante la vida».
Su novela trata del miedo al cambio y al fracaso. «No era mi intención retratar una situación actual, pero lo cierto es que ahora a muchas personas se les está pidiendo que cambien, que se reinventen. Esto genera ansiedad y miedo a lo desconocido». Un temor que «es mayor en nuestro país donde se penaliza el fracaso, donde uno mismo se siente culpable por fracasar y siente vértigo», pero lo cierto es que «si no arriesgas no ganas. Hay que perder el miedo a perder», sentencia Sinde.