Las cofradías atribuyen el problema al exceso de agua dulce en la ría
05 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.La sucesión de temporales desde el pasado diciembre está pasando una fuerte factura a los bancos del fondo de la ría, donde las mariscadoras, que esta semana volvieron a faenar, están detectando una grave mortandad en la almeja. Los daños se producen a ambos lados de la ría y en el sector existe preocupación sobre cuánta mercancía sobrevivirá a Dirk, Petra y otras ciclogénesis explosivas y estará lista para su comercialización el próximo verano.
En Ameixal y Combarro, la presidenta de la agrupación de mariscadoras de a pie de San Telmo, Martina Buceta, estimó que, en algunas zonas ha muerto hasta el 70 u 80 % de este molusco, tanto en su variedad japónica como en la fina, una de las joyas de la corona de la lonja de Campelo. A la hora de evaluar la situación de este bivalvo en la banda norte de la ría pontevedresa, Buceta calcula que dos tercios de las existencias de almeja han muerto o están muy tocadas como consecuencia de los temporales.
La pérdida de la almeja es todavía más grave para este colectivo porque el berberecho, que fue muy abundante hasta finales del pasado verano, también murió durante el verano. De esta forma, las cofradías se enfrentan a un 2014 que apenas podía empezar con tintes peores. Según apuntó gráficamente Buceta, el desastre es tan grande que «moita cuncha está aberta e hai un cheiro importante na praia» a marisco muerto.
Este colectivo pone sus esperanzas en el banco de O Puntal, menos afectado por el agua dulce del río, para tener semilla con la que replantar las áreas dañadas.
Y los problemas no solo se están dando en el litoral de Poio, al otro lado de la ría, en Os Praceres, la cofradía de Lourizán también advierte de que se está produciendo mortandad o que la extrema debilidad de muchos de los moluscos anuncia su pérdida inminente. La presidenta de la cofradía de Lourizán, María del Carmen Vázquez, afirmó que la mortandad «se va notando» y que las mariscadoras encuentran bastante mercancía muerta.
Las cofradías atribuyen este problema al exceso de agua dulce en la ría, tanto por lluvias torrenciales, como por mayor caudal del río Lérez y otros ríos que rematan en este entorno. Además, el mar de fondo está creando desplazamientos incluso de los fondos de arena, lo que agrava la situación.