La jueza Pilar de Lara ha denunciado esta semana que dispone de pocos medios. Una situación extensible a toda la Administración de Justicia española. Esa limitación y escasez, cuando se trata de causas muy complejas y con muchas ramificaciones, se hace aún más evidente y acarrea un buen número de problemas. Por una parte, a la sociedad se le antojan eternos los procesos, no ve final y se queda con la sensación de que no se hace justicia. Por otra, está la situación de algunos procesados que al final no serán condenados por un tribunal pero si lo habrán estado durante años por los medios de comunicación y la sociedad. Ya no vamos a mencionar el extravío de pruebas, robos en sedes judiciales y otras situaciones esperpénticas.
Si el lenguaraz ministro de Justicia, Gallardón el pisacharcos, se tomase tan a pecho esa indigencia de nuestro sistema judicial como se toma cargarse algunas leyes que nadie en la sociedad española demandaba modificar, otro gallo nos cantaría. Pero una, ya saben ustedes que descreída y desconfianza, piensa sinceramente que esta situación interesa a aquellos que se pueden pagar una legión de abogados, y por tanto no será cambiada.
En esa falta de medios nadan a su antojo oligarcas, corruptos, mafiosos, contrabandistas y políticos sin escrúpulos. Por tanto, si algún idealista no lo remedia, pierdan cuidado de que cambie.
También esta semana la plataforma Stop Desahucios del Barbanza denunciaba que se está cortando el suministro eléctrico a familias sin recursos que no pueden pagar el recibo. En invierno. Está claro que las grandes empresas eléctricas no entienden de misericordia ni de generosidad con los más desfavorecidos. Son máquinas de ganar dinero a costa de los ciudadanos, gracias a los recursos de todos y con la total impunidad otorgada por cuantos gobiernos han existido en nuestra historia.
¿Cómo van a protestar si después cogen jubilaciones doradas en ellas? Incluso hace unos días una de estas compañías se permitió chantajear al Gobierno en público, ¡con dos bemoles! Por supuesto que no hubo una contestación contundente, esas se reservan para las manifestaciones del 15-M o contra el aborto.
Cada día la realidad se parece más a un entroido continuo. Estos túzaros de la comedia nacional hasta nos están descafeinando la fiesta más irreverente y transgresora. A pesar de todo, aunque para muchas personas sea difícil, olvídense de los problemas por esta semana y disfruten del carnaval. Una fiesta con objetivos claros: la diversión, la evasión y dar rienda suelta a la imaginación. Algo que a día de hoy es más necesario que nunca. Eso sí, el disfraz o el anonimato no pueden ser utilizados para encubrir la gamberrada. Estos días son para exteriorizar la cara más divertida del ser humano, que para lo negativo queda tiempo de sobra ¡Disfrazarse, divertirse, reír, bailar, comer y beber! Echarse unas risas con los amigos es la mejor terapia para combatir la crisis, algo que no nos pueden recortar.