«El mejor balance de la Universidad coruñesa es que existe»

Ana Lorenzo Fernández
ana lorenzo A CORUÑA / LA VOZ

FIRMAS

EDUARDO PEREZ

Considera que fue un acierto la creación del sistema universitario

22 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

En el extenso currículo de José Luis Meilán Gil (A Coruña, 1933) destaca especialmente su cargo como rector de la Universidad coruñesa durante cerca de catorce años. En esa etapa, la institución académica, que acaba de cumplir 25 años, nació, creció, se extendió, e incluso llegó a competir con Santiago.

-¿Qué balance hace de estos 25 primeros años de vida de la UDC?

-El mejor balance es que existe. El área metropolitana Coruña-Ferrol lo exigía. Sobre eso ya me pronuncié públicamente hace años, antes de ser rector, pues fue un acierto del breve mandato de Fernando González Laxe, aunque no faltaron quienes lo discutieran.

-¿Qué ha aportado tener la Universidade da Coruña?

-Ha aportado ventajas evidentes de carácter social, al hacer más fácil el acceso a una formación superior que capacita para el futuro profesional. También de carácter económico: en sí misma, es una empresa que proporciona puestos de trabajo y ayuda a la creación de empresas y, sobre todo, es una colaboradora de las existentes con su capacidad investigadora, su capacidad de innovación y asesoramiento, tanto para el sector privado o público, que no está, ni mucho menos, agotada. Por eso, como referente social y cultural, me permito decir que debe ser cuidada por quienes tiene representación pública y liderazgo social, y por supuesto, por quienes la integran en cada momento.

-¿Cuáles considera que han sido sus aportaciones a la UDC?

-No me resulta cómodo contestar a la pregunta. Lo que se hizo en mi larga etapa en el Rectorado tiene un sujeto plural. Por justicia y por reconocimiento, debo citar a quienes conformaron los equipos de gobierno en ese timpo, a Francisco Vázquez y a Manuel Fraga y sus colaboradores, para identificar en ellos las instituciones que presidían. Fue la etapa constituyente y de construcción de una universidad, en lo físico y académico partiendo de casi cero, en un clima de libertad y participación. Mucho de lo hecho está a la vista y ha quedado escrito y reflejado en libros para la historia de la Universidad: desde institutos de investigación, centros tecnológicos, titulaciones dobles, másteres propios, o docencia sénior, hasta instalaciones deportivas, comedores universitarios, aulas de estudio o guarderías. Sin terreno y sin dinero, encontramos fórmulas para el alojamiento de estudiantes e intercambio vacaciones de los PAS (personal de administración y servicios) que, por cierto, tuvieron el mejor convenio colectivo del sistema universitario gallego.

-¿Y en el plano más académico?

-La UDC estuvo presente en puesto de dirección de la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas) desde su comienzo. En el Consejo de Universidades se aprobaron cosas tan insólitas como el doctorado en Medicina, sin tener facultad. La Universidad coruñesa se situó en un puesto razonable en el ránking de las universidades, a pesar de su juventud.

-¿Qué le quedó por hacer?

-Quedaron sin hacer cosas programadas. Dejamos iniciadas algunas: terreno y parte de financiación para un centro tecnológico de la comunicación, aplicación del acuerdo publicado en el DOG sobre la vinculación del entonces Hospital Juan Canalejo a la UDC... La dejamos sin deuda contraída alguna. La aportación fundamental de mis mandatos podría resumirse en nuestras capacidades y experiencias al servicio de la Universidad, en definitiva, a Galicia, y cómo no, a Ferrol y A Coruña.