Presentan una nueva edición del relato del caballero medieval y recuperan la primera traducción íntegra al español desde el árabe de «Las mil y una noches»
01 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.En tiempos del rutinario imperio de la tableta digital, Biblioteca Castro y Atalanta han puesto respectivamente en los escaparates sendas ediciones -tan bellas como rigurosas- de dos clásicos que son hitos fundacionales en la literatura de ficción medieval, uno en Occidente (El libro del caballero Cifar) y otro en Oriente (Las mil y una noches). Pese a su inicial intención moralizante, estas obras alcanzaron un peso narrativo tan sobresaliente que hoy se leen más como historias de aventuras que como relatos de carácter aleccionador.
Biblioteca Castro presenta la que es tenida por muchos como la primera novela larga en castellano, o el primer libro de caballerías. La escritura de las peripecias de Cifar data de la primera mitad del siglo XIV, aunque la colección promovida por la Fundación José Antonio de Castro eligió la impresión sevillana de Jacobo Cromberger de 1512. Sobre la autoría, los hay que se la atribuyen a Ferrán Martínez, quien aparece en el prólogo de los manuscritos.
«Cantar del mio Cid»
Aunque carece por completo de sustento histórico, el libro guarda ciertos paralelismos con el Cantar del mio Cid, más allá de la expresión de la épica castellana, ya que ambos protagonistas caen en desgracia y son postergados por el monarca. La maldición de Cifar es peculiar: no hay caballo que le aguante diez días con vida.
El relato de corte realista posee un componente didáctico muy importante y ofrece rasgos que lo ponen en relación con los manuales de aquel tiempo para la educación de príncipes. El caballero cristiano dedica parte de sus desvelos, de su sapiencia como padre -y finalmente como rey- a iniciar a sus hijos en el arte del buen gobierno. Es una época en que no es fácil concebir una obra únicamente pensada para el disfrute lector, pero esta finalidad moralista no resta atractivo a las andanzas de este héroe, duramente castigado en el comienzo de la historia pero que logra sobreponerse, y sin las extravagancias y los duelos típicos de las novelas de caballerías. No es fácil encasillar el libro, y hay quien hasta lo mete en el cajón de las traducciones del árabe.
Del árabe sí vinieron Las mil y una noches. Y llegó por primera vez al español -en su forma íntegra y no desde el francés o el inglés- en 1965, en la casa Vergara, de la mano de los profesores del departamento de Filología Semítica de la Universidad de Barcelona Juan Antonio Gutiérrez-Larraya y Leonor Martínez, hoy ya fallecidos. Pese a que le llovieron los elogios a su trabajo por la fidelidad a la edición árabe canónica publicada en el barrio egipcio de Bulaq en 1835, esta versión cayó en el olvido sepultada por la traducción que hizo -casi simultáneamente- el conocido académico catalán Juan Vernet (1964-1967) para Planeta. Ahora, Jacobo Siruela la rescata para su exquisito catálogo.
Los relatos sin tregua de Sherezade volverán a atrapar al lector como entonces y a mecerlo benéfica y gozosamente con su poder salvífico. Magia, misterio, fantasía y erotismo en los palacios y los bazares de las más míticas ciudades de Oriente que refunden en la letra siglos de historia humana y oralidad cuyos ecos llegan desde las civilizaciones sumerias, sánscritas, árabes, persas... Todo para calmar la temible ira del sultán Shahriar.
Biblioteca Castro y Atalanta se posicionan firmes en la disputada carrera de los regalos navideños.