La escritora acaba de publicar su primer libro de poesía en gallego
08 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.«Vai lento o aire, vaie lento e morno. Vai seca a terra, vai seca». Son estrofas de Verbas cum, el libro que la abogada y escritora Isabel Blanco-Rivas acaba de publicar con la editorial Belagua. Es su tercera obra y la primera editada en gallego. Está ilustrada con grabados de la artista Irene Silva Xiráldez.
Nacida en la calle Colón de Vigo, la abuela de la autora era de Ponteareas y con los años, Isabel acabó estableciendo su residencia en la parroquia de Areas. Pero su lugar de trabajo se encuentra en Vigo en un bufete de la calle del príncipe.
Residió en Canarias, en Santiago, y acabó las asignaturas que le faltaban de la carrera en la Universidad de Granada. Pero más allá de su formación y trayectoria jurídica es una apasionada de la cultura gallega.
Desde hace años forma parte del conjunto tradicional de música O son da Triga. «Somos un grupo de amigos que íbamos por la Casa da Triga y yo empecé a tocar con ellos las castañuelas y las cucharas». Ahora les contratan en asociaciones de vecinos, culturales y en magostos vecinales. Su afán por la música tradicional gallega le llevó a abrir una tienda de instrumentos Tequeletequele. «No es un proyecto comercial sino cultural», explica.
Pero aunque le encanta el ritmo y de hecho está aprendiendo a tocar ukelele tiene preferencia por la literatura. «Mi pasión es escribir», cuenta. Hasta el 2011 lo hizo de forma intimista y personal pero en 2012 publicó su primera novela, Historia de almas inquietas. Al año siguiente vería la luz Los mundos ajenos. Son relato de un lirismo trágico. «Escribo sobre grandes historias de amor, de amor con mayúscula» En una de ellas cuenta la historia de una madre y su hija en Bosnia, en otra la de un exiliado en la isla de Ons y la pareja que tuvo que dejar por culpa de la guerra.
Su literatura de ficción se alimenta de muchas experiencias de la vida real. Durante años fue abogada de la Casa da Muller y ha trabajado en diferentes oficinas de información a la mujer y a la juventud de diversos ayuntamientos.
«Yo quería dedicarme a la defensa de las mujeres y de los menores porque tengo un sentido de la Justicia elevado», señala. Por ese compromiso se dedicó a las leyes. «Si no hubiera sido abogada, habría ejercido como profesora de Literatura», afirma, pero la abogacía le ha dado la libertad suficiente como para «hacer lo que estoy haciendo, ya que me permite invertir en lo que me apasiona: la cultura».
A Blanco-Rivas le gusta escribir «historias que emocionan, que hacen a los seres humanos más grandes y extraordinarios. No escribo desde la tragedia y el drama sino desde la dificultad que hace a las personas superarse». «No hubiera podido publicar sin la ayuda de mis correctoras, las filólogas Marisa Barreno, para las obras en castellano y Rita Bugallo, en gallego», apostilla la agradecida escritora.