Se acaban los calificativos para este equipo. El Río Breogán logró la séptima de la temporada, quinta fuera de casa y ante otro rival directo, tras un partido que resolvió otra vez en los minutos finales, esta vez de la prórroga.
La jornada 14 comenzaba con victorias de Betis y Girona, que dejaban el suelo de la liga en tres victorias. El equipo lucense afrontaba un partido que ambos entrenadores calificaban de vital pero que, en realidad, lo era mucho más para un necesitadísimo Casademont Zaragoza que, con las bajas de Dino Randocic y de Stefan Jovic, simplemente, tenía que ganar. Esas prisas, esas urgencias que tantas veces hemos vivido y que por eso entendemos tan bien, son una peligrosa arma de doble filo. El choque se preveía igualadísimo y no decepcionó. El Breogán ganó los cuartos impares y el Zaragoza los pares, excepto la prórroga. Es cierto que pudo el equipo de Lugo intentar gestionar mejor los últimos minutos del último cuarto, en los ququizá abusó de los intentos triples, en detrimento de buscar ventajas interiores en busca de puntos más fáciles o posibilidad de tiros libres. Es cierto que Nakic, espléndido, pudo haber anotado el tiro libre tras forzar la falta de saque, y así tener la posterior posesión para ganar. Pero también lo es que Hollatz supo buscar una canasta lateral que abrió el tiempo extra.
El partido en el Príncipe Felipe de Zaragoza —en donde el Breogán ganó la Copa Princesa en la temporada 2007-2008— tuvo el recorrido que se esperaba de él y acabó en tragedia maña porque el Río Breogán supo jugar mejor los momentos más calientes del partido. Veljko Mrsic y sus ayudantes han construido un auténtico equipo que cada vez juega más y mejor, y le ha implantado su carácter competitivo.
Nueva gran gestión de las circunstancias de partido desde el banco, y magistral utilización de los challenges en momentos realmente decisivos. Van ya siete y todavía queda lo mejor.