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Diego Ocampo, entrenador del Manresa: «¿Por qué por ser de un sitio tienes que trabajar allí? No lo veo así»

MILLÁN GÓMEZ

FORZA BREO

ACB PHOTO

El gallego visita Lugo ocupando la novena posición para jugar contra el Breogán

01 ene 2025 . Actualizado a las 19:25 h.

Diego Iván Ocampo Vázquez (Ourense, 1976) vive su segunda etapa en el Bàsquet Manresa, al que ya ascendió a ACB en 2018. Ahora suma seis victorias y es noveno en la Liga ACB, así como clasificado para dieciseisavos de la Champions League (BCL). Fichó este verano procedente del Tizona Burgos, al que ascendió a LEB Oro y clasificó para la Final Four de ascenso a ACB en apenas dos años. Es su sexta temporada ACB como primer entrenador debutando hace diez años con el Murcia, con quien ganó 17 partidos de 34. El Manresa es el próximo rival del Breogán este jueves (19 horas, Movistar Deportes 3).

—¿Cómo está el equipo después de la derrota contra el Baskonia?

—De pequeños nos decían que no te metas en agua fría en la digestión. Yo creo que hay que hacer la digestión de estas cosas. Algunos jugadores hicieron trabajo individual ya el lunes por la mañana. No hay tiempo para nada. Duele perder cuando pierdes así, pero hay que saber llevar ese dolor y que ese dolor te dé motivación, rabia y ganas para el siguiente partido. 

—¿En qué momento de la temporada considera que está su equipo?

—Estamos en un momento diferente porque llevamos tres derrotas seguidas en la ACB. Sí es verdad que por el medio remontamos los 17 puntos a un equipazo como es el Tortona en BCL y que los partidos contra Andorra y Baskonia fueron igualados. Son momentos donde se construyen los equipos. En el Manresa sabemos que no somos el Real Madrid, tenemos claro que vamos de uno en uno, día a día, entrenamiento a entrenamiento para conseguir la permanencia en ACB. Es nuestro objetivo. Cuando pasan estas cosas es cuando realmente construyes al equipo, ayudas a la afición a entender lo que cuesta competir en esta liga. Estamos en un momento, para mí, importante donde es clave cómo juegas, cómo actúas. 

—¿Volver al Manresa tras ascenderlos en 2018 y no entrenarlos en ACB es cerrar el círculo, era una espinita clavada?

—Sí, el tema es que es un reto personal para mí venir aquí. Yo estaba muy bien en el Tizona, no me planteaba ni me hubiera planteado ir a otro equipo que no fuese un equipo con estas circunstancias donde hay mucha gente en el equipo con la que yo ya había trabajado, con lo cual no tenía que empezar desde cero, sino que había mucho construido. Hay un gran staff, para mí es muy importante tener un muy buen staff. Cuando hablo de un muy buen staff no me refiero a tener amigos. Amigos es una cosa, la familia es otra cosa, pero un buen staff significa buenos profesionales. Desde Xevi Pujol, pasando por los ayudantes hasta el fisio. Por eso me motivó venir aquí. También es verdad que la historia estaba ahí, de atrás. Ahora estamos en ello, la historia nunca se cierra. Estamos en el proceso de trabajar a gusto, de intentar trabajar de una determinada manera. Ahora estamos en el momento de saber llevar también las derrotas y construir desde ahí.

—¿Cómo es su coordinación con Xevi Pujol, director deportivo del club?

—Pues una relación diríamos que no es formal porque tenemos una relación del día a día de trabajar todo el día juntos, estar juntos en el despacho, de estar hablando por teléfono, algo normal y natural. Evidentemente yo no quiero que todo el mundo y él esté de acuerdo con lo que yo propongo. Todo lo contrario. A mí me gusta tener opiniones diferentes y divergentes, trabajar en equipo, encontrar un consenso. Para mí, la clave es el consenso en la toma de decisiones. Eso es lo que hacemos. Intentamos hacerlo de una manera natural y muy poco formal.

—¿Le agobiaba o le presionaba suceder a Pedro Martínez, del que además usted fue ayudante en Girona y en Sevilla?

—Para nada. Cuando vienes a un sitio siempre tiene un pasado y cada uno también tiene un pasado. Si uno está pensando en el pasado eso genera mucho estrés. Pensar lo que puede suceder el día dos en Lugo genera mucha ansiedad, con lo cual yo me centro en el presente. Me centro en el día a día, así he ido día a día.

—¿Qué fue lo que más aprendió de Pedro Martínez en su día?

—La metodología y perseverar. Las dos cosas. Perseverar a lo mejor de una manera determinada, perseverar en conseguir los resultados que quieres, pero trabajando en el día a día sin rendirte y con un método. 

—¿Qué tiene de especial Manresa como club, como ciudad, zona interior de la provincia de Barcelona, pero alejada de los grandes mercados?

—Es un club de baloncesto con mucha historia y con mucho éxito deportivo en títulos que ha ganado. Y luego mucho éxito sacando jugadores y entrenadores adelante. No solo jugadores, sino también entrenadores que salieron de aquí o pasaron por aquí lo han hecho muy bien. Con lo cual, algo tendrá el sitio. La unión entre una buena organización de club y una población entregada y que se une aquí en el Congost pues forman ese cóctel importante para tener un buen club. Y también que en los momentos malos ni la afición ni el club se volvieron locos. Se mantuvo la calma en momentos críticos y eso es muy importante.

—¿Cómo les afectó esta temporada la marcha de Amida Brimah?

—(Sonríe) Bueno, son cosas que pasan en la vida. La lesión de Bodian Massa a priori parecía un problemón para nosotros. Fichamos a Amida, que no tenía equipo, que veía de la G-League de la temporada pasada, de no pasar una revisión médica en Italia. Y vino. Y poco a poco nos ayudó mucho. Recuperamos a Bodian (Massa) más pronto de lo que creíamos. Con los tres (añadiendo a Emanuel Cate) teníamos un juego interior con el que estábamos muy contentos. Y cuando lo queríamos renovar pues se fue. Esto es la vida y hay que entenderlo así. Somos el Manresa y entendemos que, por un lado, puedes traer jugadores porque ellos saben que aquí pueden mejorar y, por otro lado, sabes que si mejoran te los van a quitar. Entonces, eso forma parte de entender cuál es tu identidad. 

  

«Veo un Breogán que juega con mucha confianza»

—¿Qué diferencias encuentra entre el Breogán entrenado por Luis Casimiro y el de Veljko Mrsic?

—Bueno, cuando se habla de esas cosas hay que tener mucho cuidado. Yo como entrenador empatizo mucho con la situación de las dos partes. Al cambiar el entrenador y al haber algún cambio de jugadores hay una fuente de energía positiva. Cuando un entrenador llega nuevo aporta, aportamos otras cosas. Cuando llegan jugadores nuevos aportan energía. Veo un Breogán que juega con confianza y con energía. Estas cosas hay que analizarlas en el tiempo porque no se pueden hacer análisis fiables en el corto plazo. Se ve un Breogán que compite en todos los campos, compite siempre y juega con mucha confianza, pero antes también jugaban y competían muy bien, y todos estos años. 

—¿Cómo recuerda sus partidos en Lugo?

—Recuerdo al Breogán de pequeño cuando se jugaban unos play-offs por el ascenso y yo ahí me enganché al baloncesto en esa liga Primera B donde competían. El Breogán subió primero, luego el Ourense subió más tarde. Es un poco recordar por qué me engancha el baloncesto. En Lugo y en Galicia hay una gran afición de baloncesto. Gracias a esa afición y a esos partidos uno se engancha al baloncesto. Para el baloncesto de formación es determinante tener referentes, el Breogán es un referente en el deporte gallego. 

—Usted entrenó a Jordan Sakho precisamente en el Manresa consiguiendo el ascenso. ¿Cómo lo recuerda?

—Sí, fue un período muy corto, de mucho estrés. Fue una piedra fundamental en lo que sucedió porque fue muy positivo en todos los play-offs y rindió a un nivel extraordinario. Mi recuerdo de él como jugador y como persona es difícil de mejorar porque estuvo excelente. 

—¿Qué destacaría de Derrick Alston Jr.? 

—Es un jugador diferente. Es polivalente, es difícil determinar cuál es su posición. Estamos muy contentos con él, y sobre todo contentos por cómo va mejorando y trabajando. Su trabajo diario es cada vez mejor. 

—¿Cómo está siendo la gestión con Mario Saint-Supery, un base con un enorme potencial y ya un notable presente?

—Pues desde la naturalidad. Aquí estamos en un sitio pequeñito, estamos resguardados y yo creo que es muy importante. Las ciudades grandes están muy bien, pero yo soy más del estilo de ciudades pequeñas donde estás resguardado y trabajar. Él está aquí resguardado, trabajando muy bien en el día a día. Cuando le vayan mal las cosas le vamos a ayudar lo máximo posible y cuando van bien le vamos a intentar seguir pinchando y reforzándolo para que siga así.

—¿Qué destaca técnica y tácticamente de Álex Reyes? Fichó este verano, al igual que usted. Se formó en el Estudiantes de Lugo durante tres temporadas y jugó dos partidos con el Breogán. 

—Está mejorando muchísimo en otros aspectos que no son su tiro. Tiene esa actitud de querer mejorar otros aspectos. En el corto plazo lo está haciendo. Está mejorando aspectos como el pase, defender, rebotear. Estamos con un chico de 31 años que ha estado en Lugo tres años, ha estado en Bilbao, ha estado en Valladolid. Algo tendrá cuando está tanto tiempo en tan pocos sitios. Estamos encantados de que venga aquí porque ese tipo de personas te ayudan a construir un equipo. Es un jugador de equipo.

—¿Ha tenido alguna vez usted la opción de entrenar al Breogán?

—No, no. Ni al Breogán ni a otros equipos gallegos. 

—¿Entrenar a un equipo gallego es un objetivo dentro de otros objetivos que puede tener usted?

 —No, no es un objetivo. ¿Por qué por ser de un sitio tienes que trabajar allí? No lo veo así. La sociedad evoluciona a que cada vez sea más importante tener otro tipo de habilidades porque el trabajo no va a estar donde eres. Yo soy una prueba de ello porque desde 2003 he estado fuera de Galicia trabajando. Y no por eso eres más feliz o menos feliz. ¿Estás lejos de tu gente? Sí. Hoy en día la cuestión sobre las relaciones familiares y la relación de amistad está más en la calidad del tiempo que no en estar tiempo. La sociedad evoluciona a que sea difícil trabajar donde eres y eso no te da derecho, entiendo que sí puede ayudar y facilitar, pero no pasa nada.

—Usted ha sido ayudante de Salva Maldonado, Pedro Martínez, Joan Plaza y de Aíto García Reneses. ¿Qué fue ganando de cada uno de ellos? 

—Primero, la oportunidad de trabajar con ellos. En la vida hay que entender que solo no haces nada, que siempre necesitas ayuda de personas. Ellos siempre me dieron esa ayuda y ese apoyo para trabajar con ellos. Después, de Salva aprendí lo que es innovación en ciertos aspectos del juego y creer realmente en una filosofía de juego. De Pedro, ya te dije, la metodología. De Aíto, pues el talento que tiene él, su creatividad. Y eso es lo que facilita desarrollar el talento de las personas que están a su lado. De Joan Plaza destacaría la competitividad que tiene y la capacidad de conseguir que sus equipos sean competitivos. 

 —Usted llegó como ayudante a dos finales europeas: en 2008 a la final de la ULEB con Girona y a la de la Eurocup en 2011 con Sevilla?¿Cómo las recuerda?

 —(Se ríe) Como el único tonto al que le dieron el premio de "runner-up" (subcampeón). Es jorobado perder el título y perder la posibilidad de jugar en Euroliga. Te deja muy fastidiado. Fueron dos temporadas, tanto en Girona como en Sevilla, especiales. Pierdes dos cosas en una, pero yo me quedo con la sensación de todo el camino, cómo lo recorrimos con esos jugadores, con esos entrenadores. 

 —¿Cómo fue vivir desde dentro la eclosión de Marc Gasol como MVP de la ACB en Girona antes de jugar en la NBA?

 —Fue impresionante porque entrenar con él me permitió, con 31 años, aprender mucho, aprender mucho de él, de Pedro (Martínez), de (Fernando) San Emeterio, de Víctor Sada. Disfruté mucho de la ACB y de la ULEB. Aprendí que ese nivel es muy alto. Todos los niveles, la Segunda FEB, la Primera FEB, todo tiene una gran exigencia, pero la ACB y la competición europea son de una exigencia muy alta. Te hace entender que tu preparación tiene que ser muy buena y debes seguir preparándote continuamente para poder estar en un buen nivel.