Sesión vespertina de domingo baloncestístico en el Fernando Buesa Arena. Al Breogán le toca visitar a uno de los grandes que, números actuales aparte, aspira con buena lógica a casi todo. Ya hace tiempo que, ante la dureza de simultanear competiciones, los equipos con mayor potencial económico alargan sus plantillas para poder atenuar el enorme desgaste físico y mental. Pero al final se acaba pagando. Cuesta ver a un grupo del nivel de los baskonistas con un balance de 7-9 en la Liga Endesa y, salvo un improbable milagro, prácticamente fuera de la Copa del Rey, uno de los grandes objetivos de la temporada. Muchos viajes, muchos partidos entre semana y poco tiempo de recuperación y preparación. Todo pasa factura.
Con esto podemos quedarnos para ilusionarnos con la suerte del Breo, pero sería un grave error. Basta con ver el nivel exhibido por el equipo de Pablo Laso esta semana en la Euroliga, con dos durísimos partidos culminados con una excelente exhibición frente al actual campeón continental, el Panathinaikós. Irregularidades aparte, propias de equipos que viven en un contexto cada vez más similar al de la NBA, donde estas situaciones suceden con frecuencia, el Baskonia es un extraordinario conjunto con todo lo necesario para el alto nivel.
Una propuesta de juego dinámica y muy de la marca de su entrenador. Posesiones cortas siempre que pueden y que les colocan en el grupo de equipos que intentan jugar así, junto con el París, el Maccabi y, en ocasiones, el Real Madrid. Muchas situaciones de juego en campo abierto; excelente uso espacial de los aclarados; opciones de bloqueo directo; series de indirectos que generan muchas ventajas, tanto para el bloqueado como para los bloqueadores; poderío reboteador; y capacidad defensiva, un aspecto que, sin ninguna duda, le resulta trascendental porque cuando son capaces de defender bien y con solidez, atacan mucho mejor.
Trent Forrest, Kamar Baldwin, Tadas Sedekerskis, Luwawu-Cabarrot, Nikos Rogkavopoulos y el regreso de Markus Howward para un perímetro de enorme capacidad. Además, un imperial Chima Moneke que junto con Khalifa Diop y Donta Hall configuran el tridente en las posiciones de pívot y ala-pívot.
El Breo llega en el mejor momento anímico de la temporada, después de sumar victorias meritorias y de enorme valor. Un partido, una oportunidad. ¿Difícil? Seguro, pero no imposible. Mucho que ganar y muy poco que perder. El primer objetivo, bajar los registros del rival; a partir de ahí, competir al máximo nivel. Luego, que la pista decida. Como siempre, mucha suerte.