Milena Busquets se convirtió en el bum de la feria de Fráncfort con su segunda novela, un aullido sobrecogedor tras la pérdida de su madre, la editora Esther Tusquets. Esta es una carta escrita con el impacto de una pulsión vital. El sexo se enfrenta sin pudor a la muerte en una obra en la que Busquets logra prolongar la vida en las palabras. Aquí respira la infancia, la madre perdida, la vida póstuma del primer gran amor
27 ene 2015 . Actualizado a las 03:00 h.Hay que dar las gracias a Milena Busquets (Barcelona, 1972). Por la naturalidad y la confianza. Por el íntimo retrato de su madre, Esther Tusquets, que comparte en También esto pasará. La que ha conquistado Fráncfort y rebasado fronteras es una historia viva. Respira como nosotros, sin dar demasiada importancia a ese ejercicio. Hecha de emociones comunes y palabras sencillas, de personas que desean, aman, pierden y se pierden pero quieren vivir, el libro es un homenaje que enseña la cara lavada de la pérdida, un sentimiento que revienta las vías cotidianas de la existencia. Milena Busquets se atreve a procurar la ligereza en la gravedad de un funeral y evoca en su acierto la extraordinaria Mamá de Joyce Carol Oates («Ligera como una pluma, así quiero que sea mi alma»). Busquets dinamita el aura de escritor para dejarnos en los dedos polvo de hada. Con un aire a La lección de anatomía, de Marta Sanz, Busquets nos pone a volar a ras de tierra, sobre el Cadaqués de su infancia, envueltos en una machadiana luz azul que contrasta con la noche interior de una huérfana. La protagonista, Blanca, es una niña de 40 que desnuda su vida, y a toda una generación, en la despedida del primer amor: «Me observaste enamorarme y desenamorarme, romperme la crisma y volver a ponerme en pie [...] En parte consciente, supongo, de que el amor de mi vida eras tú y de que ningún otro amor huracanado podría con el tuyo. Después de todo, amamos como nos han amado en la infancia, y los amores posteriores pueden ser solo una réplica del primer amor. Te debo, pues, todos mis amores posteriores, incluido el amor salvaje y ciego que siento por mis hijos». ¿Demasiado amor? ¿Puede estar de más? En este caso se concentra en la página 77, y sorprende como encontrarse un anillo en la lavadora. El sexo, consuelo provisional, una pulsión vital inoportuna, da la cara en estas páginas donde vida y muerte se miden sin fórmulas de cortesía. En También esto pasará oímos un aullido familiar, el miedo a la ausencia y a la provisionalidad, y vemos a una mujer única real en los ojos de su hija. La de Milena Busquets es una inocencia que madura en su conocimiento. Pies en la tierra, mira arriba, como Emma Stone en Birdman. Gracias por el sentido de la realidad. Y por la magia.