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Micah P. Hinson, el último genio surgido de la América profunda

FUGAS

Surgió como un revulsivo para una escena, la del nuevo folk americano, que empezaba a repetirse. Haciendo básicamente country, ha sido entronado como uno de los reyes del indie. Y puestos a crear, incluso ha publicado una novela. El cantante residente en Texas vuelve a España, país con el que vive un especial romance, para celebrar el décimo aniversario de su álbum de debut

08 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No todos los días se encuentra uno, lamentablemente, con personajes como Micah P. Hinson. El talento no abunda y cuando surge aparece desmesuradamente concentrado en individuos como este. Si nos fiamos de su pinta de inadaptado tendríamos que referirnos a un imposible cruce entre Elvis Costello y Shane McGowan, pero su herencia genética viene más bien de Johnny Cash, Tom Waits y el Kurt Wagner de Lambchop. O imagínense a Nick Cave musicando cual trovador country pasado de vueltas textos escritos por Charles Bukowski, así se harán una idea de la sugerente propuesta que presenta Hinson. Con poco más de 30 años cumplidos parece estar de vuelta de todo. A eso se le llama intensidad. Claro que la voz ayuda. Una voz grave, descontrolada cuando se eleva, que funciona como un copyright que hace sus canciones inimitables.

Viene Hinson celebrando el décimo aniversario de su debut discográfico, Micah P. Hinson and the Gospel of Progress, un disco que a muchos nos cogió por sorpresa y que será interpretado de manera íntegra en sus tres conciertos gallegos. De difícil digestión en una primera escucha, supuso el descubrimiento de una voz que parecía tener mucho que decir a pesar de su juventud (lo grabó con 24 años). Las maneras y el discurso eran dignas de un músico herido en mil batallas, sospecha que se confirmó con sus siguientes trabajos y, sobre todo, viéndolo sobre un escenario.

Y es que, en el fondo, Hinson sí estaba de vuelta de todo. Precoz en lo bueno y, sobre todo, en lo malo, antes de entrar a grabar ese primer disco ya había pasado por la cárcel, había tenido un tórrido idilio con las drogas por culpa de una mujer mayor que él y había terminado como un vagabundo, mendigando techo y cobijo por las casas de amigos y conocidos. Dice que las canciones que componen sus primeros discos fueron construidas con instrumentos prestados. Por no tener, no tenía más que un talento infinito y muchas cosas que contar.

Con el oído hecho a base de escuchar a los clásicos del indie, la inquietud le llevó a sumergirse en otros terrenos musicales muy distantes y a bucear en la más profunda cultura de su país. Nacido en Tennessee, se crio (y vive actualmente) en Abilene, Texas. Y eso tiene que marcar de un modo u otro. Sus canciones están llenas de personajes que parecen sacados de una novela de Jim Thompson. Son las mismas historias de alma densa, las mismas referencias que manejó Sam Shepard en sus Crónicas de Motel. Es la América más pura, la auténtica, para bien o para mal, la que queda retratada no solo en sus palabras, sino en su música. Pero, eso sí, sin renunciar en ningún momento a su condición de ídolo indie. Ha sabido, y ahí radica su irrefutable mérito, meter de lleno al country y el folk estadounidense en el siglo XXI sin darle esquinazo a la tradición ni traicionar a los clásicos. Allá donde todos los grupos de ese dulce sucedáneo contemporáneo llamado Americana cedían a favor del pop (con honrosas excepciones), Hinson se hace más fuerte, insiste en mirar al pasado y crea algo nuevo, un estilo propio.

Se le han puesto motes que oscilan entre lo ridículo y lo acertado, como el Leonard Cohen del indie. Lo de Hinson va más allá. No necesita, aunque las utilice abiertamente y sin complejos, de esas referencias. Él es un estilo, una categoría musical en sí mismo. Es, ya, una referencia.

Idilio español

No es la primera vez que vemos al músico por estos lares. Guarda con España un dulce romance que casi le cuesta la vida. En la gira por la península del 2011, presentando su disco ?and The Pioneer Saboteurs acompañado por los maños Tachenko, sufrió con la banda un accidente de circulación en carreteras de Tarragona que le dejó un brazo inutilizado durante bastante tiempo. Si a eso le sumamos los problemas crónicos de espalda que padece por un mal golpe propinado por un amigo, que le han hecho pasar ya por quirófano, entenderemos que la pinta de mala salud que gasta está más que justificada. Eso sí, nunca ha sido excusa para dejar de actuar. Con el brazo todavía en cabestrillo y sin poder coger la guitarra lo vimos por tierras gallegas recrear íntegramente el disco de los Pixies Trompe le Monde (de nuevo acompañado por Tachenko). Aquí estuvo, dándolo todo a pesar de la convalecencia, en un concierto que hizo sudar hasta a las paredes.

Pero su relación de amor con España va más allá. Aquí ha encontrado a la perfecta discográfica (Houston Party) e, incluso, a quién le publique sus libros (Alpha Decay). Incluso ha encontrado dónde grabar su último disco, ?and The Nothing, registrado en Santander. Pero sobre todo, lo que ha encontrado aquí es un público que, paradójicamente, lo entiende, comulga con ese mensaje netamente americano al que la mayoría de sus seguidores se habrán acercado a través del cine. Y lo mejor es la impresión de que lo mejor está por llegar, que con los años Hinson no hará sino ponerse más interesante e intenso. 

Conciertos

A CORUÑA. Playa Club. Viernes 8. 23 horas

VIGO. La Iguana. Mañana. 23.30 horas

FERROL. Súper 8. Domingo. 21 horas. 12 euros