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Fito: «No pretendo ser Prince, lo único que quiero es hacer canciones»

FUGAS

Ahora está cachas y corre como un demonio cada día para aplacar al tipo acelerado que lleva dentro. Las brumas etílicas de tantas noches crapulescas siguen por ahí, pero ya solo como espejo para comprenderse mejor. Fito está de vuelta y mañana llega a Vigo

15 may 2015 . Actualizado a las 09:27 h.

La segunda parte de la gira Huyendo Conmigo de Mí acaba de arrancar. Vigo es una de las primeras escalas de los de Bilbao.

-Y de lleno en lleno.

-No deja de sorprenderme el hecho de que venga tanta gente cuando no son los mejores momentos ni en lo musical, ni en lo cultural ni en lo político. Siempre nos hemos sentido unos privilegiados por poder arrancar giras grandes, de una logística complicada. Es difícil en España.

-¿No da que pensar que las bandas más en forma, Extremoduro y Fitipaldis, tengan tanto que ver con Platero?

-Sí, claro. El rock tiene una recompensa a la seriedad que le quieras dar a tu profesión. Y en estas tres puntas que hay, que son Platero, Fitipaldis y Extremoduro, siempre va a estar la figura de Iñaki [Uoho]. A todo Platero le debo mucho. Y a Iñaki, en lo personal, mucho más que en lo simplemente musical.

-¿Tendría algún sentido una reunión de Platero y Tú?

-No creo que nos reunamos nunca, porque Platero era algo más que música. Cuatro amigos, cuatro chalados que nos poníamos a doscientos. Todo era muy divertido. Salimos de ensayar en un garaje, de tocar en los peores sitios, cobrando un bocadillo de beicon con queso, y nos encontramos de repente en el Viña Rock... Tengo 48 años, Jesús dos menos, Juantxu tres más e Iñaki uno más. Cuando la gente dice que le gustaría ver a Platero, lo que querría es ver a los chicos de 20 años. Y esa connotación tan importante ya no existe. Tocaríamos las canciones pero no podríamos ofrecer lo que éramos. Los discos siguen ahí para escucharlos. Es lo bueno.

-Hablando de discos, ¿alguna canción del nuevo que esté funcionando bien, que veas en el repertorio dentro de diez años?

-Hemos estado cuatro meses sin tocar y ahora, a la vuelta, sí noto que hay más comunicación cuando tocamos Pájaros Disecados, Nada De Nada o incluso la versión de Krahe. Al principio, al tocarla, la gente nos miraba como una vaca al tren.

-Tras convertir aquella canción pastoril de La Mandrágora [Nos Ocupamos Del Mar] en una balada, ¿para cuándo una versión de Black Sabbath?

-Hombre, Black Sabbath igual no. Pero solo por el idioma, ¿eh? Las versiones tienen un no sé qué. No basta con que a mí me guste tal o cual canción, te tienen que acompañar y algunas no quieren ir contigo. En este caso creo que sí lo hemos conseguido.

-Alguna crítica se ha escuchado desde el punto de vista creativo. ¿El éxito encierra un riesgo de estancamiento?

-Es que yo no pretendo ser Prince, ni explorar cosas siempre nuevas, ni buscar el siguiente horizonte musical. Lo único que quiero es hacer canciones. Busco la sencillez, unos textos que pueda defender y unas melodías que pueda cantar. Quiero sonar sencillo, a rock clásico, ni más duro ni más blando, somos una banda de rock clásico. La columna vertebral de mi pensamiento musical está en una buena melodía y en una buena letra.

-Vamos a la letra, pues. Da la impresión de que hay ahí una especie de ajuste de cuentas con un pasado crapulesco.

-¿Un ajuste de cuentas para Fito o para Serxio?

-Hombre, para mí, sin duda. Es como mirarme en un espejo.

-¿Y qué es escribir si no es eso? Solo trato de poner ese espejo y reflejar cosas que no son tan sencillas de buscar, pero sí tan comunes que la gente lo entiende perfectamente. Yo me dedico a esto para escribir canciones, no para hacer solos de guitarra.

-Y además haces deporte y corres. ¿No decían en el colegio que correr era de cobardes?

-Eso decían en el patio. Pero para ser un tipo normal necesito correr diez kilómetros, hacer respiraciones, y así estoy en las pulsaciones de un tipo normal. Tener 48 años te da otra lectura. No quiero morir de sobredosis, eso lo cambian los hijos y el pensar que tienes que estar bien. Con veinte años una ducha te deja de puta madre, pero ya no es así. Para salir a un escenario y dar el cien por ciento hace falta estar bien físicamente.

-Volviendo a las letras, hay también un poso de, digamos, mosqueo social. ¿Tocaba?

-No es que quisiese hacer una canción como Nada De Nada, nunca he encontrado demasiada recompensa en escribir sobre temas sociales o letras con sombras políticas, aunque lo he hecho a veces. Pero es imposible. Cada vez que enciendes la tele... 

-¿Le van a Fito las coletas?

-Yo ya tengo mis héroes. Gallagher, Hendrix, Ray Charles. Pero me genera ilusión. Aunque desapareciera mañana ha hecho una labor estupenda a coletazos. Estamos hartos de tanto facha, de la Guerra Civil que se arrastra, de que si España es Madrid. Aunque yo seguiré votando a los perdedores, a Izquierda Unida. Votar a ganador es una tontería.

-Un juego viejo. ¿Si te digo unos nombres y te pido unas pocas palabras te animarías?

-Depende.

-Una respuesta bien gallega.

-Es que mi segundo apellido es Mato. Mi madre es de A Estrada.

-Acabáramos. ¿Rosendo?

-Papá.

-¿Calamaro?

-Me has hecho una faena, porque yo soy de muchas palabras. Cosas encontradas. Canciones.

-¿Carlos Raya?

-Amistad.

-¿Iñaki?

-Amistad.

-¿Rajoy? No, esta era broma, como nos salían muchas erres...

-Quiero que vengan otros.

Concierto

VIGO. IFEVI. Sábado 16. Apertura de puertas, 20.30 horas. 28 euros en compra anticipada, 32 euros en taquilla. Con Los Zigarros