La historia del rock nos muestra que las grandes bandas distan mucho de funcionar de un modo democrático. Más bien suelen ser pequeñas dictaduras donde la estrella de turno o el compositor de los temas y dueño de los royalties impone su criterio desoyendo cualquier aportación que otro miembro del grupo tenga a bien intentar hacer. Es el caso, por ejemplo, de los Rolling Stones. El dúo Jagger-Richards ha comandado la longeva banda con mano de hierro hasta el punto de que un tío talentoso como Bill Wyman, bajista que dejó la banda en 1993, se niega actualmente a firmar discos de los Stones -con alguna contada excepción que el que esto escribe puede presumir de poseer-. No es de extrañar esta conducta, toda vez que fue ninguneado como compositor sistemáticamente, con excepciones como In another land, tema psicodélico compuesto y cantado por Wyman en Their Satanic Majesties Request y grabado en ausencia de Jagger y Richards. Eso sí, cuando salió como single lo hizo bajo el nombre del bajista, y no de la banda.