Tiene narices que uno dedique su vida a cambiar el rumbo de la historia del rock, a producir alguno de los discos más relevantes del siglo XX, a innovar como nadie lo hizo en su momento las técnicas de grabación y a dotar al pop de una nueva dimensión para que, al final de tus días, los coleccionistas de discos se pirren por una carpeta vacía de uno de tus trabajos. Más por la imagen que por la música. Esto le ha pasado a George Martin, productor de los Beatles que fallecía esta semana a los 90 años. Entre la inmensa cantidad de discos en los que estampó su nombre destaca esta rareza que es el single extraído de la banda sonora de la película A hard day?s night que contiene el tema que da nombre al filme y I should have known better en versiones instrumentales, a nombre de George Martin and his Orchestra. Tan pocos ejemplares quedan de este sencillo editado por United Artists en 1964 que su carpeta, la funda vacía, sin el disco, ha alcanzado precios astronómicos, hasta el punto de que en el 2005 rozó los 3.000 dólares en una subasta.