
Es la reunión del año del rock nacional. 091, la banda de culto perfecta, resucita dos décadas después por un año. Cumple el deseo de sus fans de entonces. Y muchos más. «El apoyo está siendo bestial -dice Jose Antonio García, su cantante-. Te sientes grande. Antes íbamos a tocar en sitios que había mucha gente y en otros que no había tanta. Ahora dices: “Es que no puede ser, no me puede estar pasando esto a mí”».
-En 1994 tocaban en A Coruña para 200 personas. Ahora arrasan ante miles. ¿Se está haciendo justicia?
-Sí. Hicimos siete elepés y estábamos siempre en la carretera, pero no se nos hizo justicia. No sé muy bien el porqué, supongo que muchas cosas. No éramos una banda comercial, teníamos una visión diferente de la música. Las compañías no nos entendían. No valoraban que tuviéramos nuestro propio sonido y una personalidad propia. Luchamos contra todo eso. Ahora, ha pasado el tiempo y esta es la recompensa.
-¿Fue «La vida qué mala es» su techo comercial?
-Mmm... Esa canción salió sin querer. Estábamos de gira en Francia y tocábamos con grupos de allí. Una vez surgió en plan ¿tú qué temas te sabes? «Uno de Bo Diddley». Venga. Yo tocaba la armónica y tal y de eso salió La vida que mala es. En esa época yo estaba pillado por el flamenco. Entonces, hacíamos el ritmo Bo Diddley y yo me ponía a cantar letras de flamenco por el medio. Lo hacíamos para las pruebas de sonido, pero no le dábamos importancia. Pero una vez una persona de la compañía nos planteó grabarlo, porque le parecía bueno. Al final lo grabamos y sí, puede que sea nuestro tema más comercial. Pero fíjate de dónde viene, de Bo Diddley.
-Interpreta las canciones de Lapido, material privilegiado. ¿Cuándo fue el momento en que dijo: «¡Ya lo tenemos, este es el temazo!»?
-Si te digo la verdad, cuando teníamos el tema terminado decías: «Este es el tema que yo quería haber hecho». Pero venía otro y lo mismo. Recuerdo cuando llegó con el Siglo XX. Decías: «¡Dios, es que ha dado en la tecla el cabrón!». Pero no hay un tema. Son muchos. Cuando las canto aún disfruto muchísimo con ellas.
-¿Tenían miedo a romper el mito al volver?
-Sí. Teníamos miedo de no estar a la altura. Pero te echas p’lante y te das cuenta que aún tienes la energía. También pensábamos qué iba a pensar la gente después de haberlo negado tantas veces. Pero creo que el título lo ha dejado claro: Maniobra de resurrección.
-No están asociados a una idea juvenil como muchas bandas de rock. Sus canciones pueden ser interpretadas por señores. ¿Lo valoran?
-Claro. Las canciones han envejecido como nosotros: bien. Son canciones que no están hechas para un público y un momento determinado. Son canciones para siempre, con buenas melodías, buenas letras y que no te cansas de oírlas.