Fans de todo el norte del país se reunirán mañana en el directo del tour #SoyHumana en el que será su quinto concierto en Ourense.
17 feb 2017 . Actualizado a las 06:10 h.Dice que se deja conocer poco, pero Chenoa habla de todo y sin tapujos. Del chándal, de la cobra y de lo que surja. «Los problemas en mi vida son otros», asegura en un momento en el que repite que está feliz, tranquila y más humana que nunca: «¿Dura yo?, ¡qué va!»
-Este es tu quinto concierto en Ourense y has superado los veinticinco en Galicia. Ya que has venido tanto, ¿qué te gusta de esta tierra?
-La pregunta sería más bien: ¿Qué no nos gusta de Galicia? ¡Pues todo! A Galicia siempre he ido escondida, hasta en Semana Santa. Me muevo mucho por allí porque me siento a gustito. Tengo muy buen recuerdo de ir en mi tiempo libre, incluso de visitarla en mi viaje de estudios. El destino siempre me lleva allí. Es una tierra que me atrae, me gusta. No voy a decir que es por la comida y el paisaje, que ya lo sabemos. Yo también creo que es un poco por la historia. Estudié Historia del Arte, aunque no pude acabarlo.
-Para el arte hay que tener sensibilidad. ¿Es «Soy humana» una forma de decirnos que no eres tan dura?
-¿Yo dura? ¡No, hombre! Lo que pasa es que me dejo conocer muy poco, eso también es verdad. Pero piensa que mis canciones también transmiten el punto de carácter, de fuerza... Algún que otro single como Todo irá bien era una canción más pop y más suit. Rutinas quizás era más urbana, Absurda cenicienta es más gótica y Soy humana es más etérea. Como single y como álbum lo considero muchísimo más compacto, más global, tiene más aire... Es más oxigenado. A la hora del directo sí que pretendo siempre hacerlo en plan acústico, y siempre mezclo. No voy solamente a hacer el último trabajo, sino que es por el público que siempre piden...
-«Cuando tú vas», por ejemplo, ¿no?
-Es que además me preguntan: «¿No te cansas de cantarla?». Y yo digo: no, porque es una canción que me siento muy orgullosa de que a la gente le guste. Y si soy capaz de metérsela a un repertorio, un Cuando tú vas a un Soy humana del 2016, pues evidentemente me hace mucha ilusión. Soy humana es un puntito de «soy imperfecta», porque creo que nos exigen mucho que estemos siempre tan correctos que nos olvidamos de que podemos y debemos equivocarnos.
-Es la primera vez que reconoces que las historias que cuentan las canciones te han ocurrido a ti.
-Algunas de ellas, sí. Nadie es inmortal, por ejemplo, es una canción que si la escuchas te vas a dar cuenta de que dices cosas como Me voy a explicar / es fácil prejuzgarme / lo de fracasar / a la larga es rentable. Eso lo escribí con mi café y con una libreta, porque más que nada a la larga sí que es rentable. Si estás atento sacas ese punto de lección, siempre aprendemos más de fracasar.
-Utilizas un hashtag en el título del disco. Parece que hay que estar en las redes sí o sí. Exponerte quieras o no.
-Hombre, nos viene muy a favor que podamos tener ventanas donde poder explayar la música. Hoy hay una generación de youtubers que han nacido con un móvil en la mano. Quizás otra generación hemos tenido que ir aprendiendo un poquito sobre la marcha a integrarlo, pero lo he pillado como algo muy natural. A veces me levanto por la mañana y antes de darle los buenos días a mi familia ya estoy poniendo en redes: «Buenos días, mi gente».
-Con el tiempo has aprendido a reírte de ti misma y a aceptar las cosas que te pasan con naturalidad. Para prueba, las sudaderas con el mensaje «La vida cobra sentido».
-Bueno, es ese lado que quizás te digo que es más desconocido. Yo siempre he sido de meterle humor a las cosas. No aguantas en tu carrera tantos años sin meterle un poco de sentido del humor. Porque sí es verdad que todo el mundo opina, y es bueno. Yo ante esa opinión no me defiendo de manera agresiva, al contrario, creo que salgo ganando quitándole hierro. Diciendo: «Pues mira, ¿sabes qué te digo? Que no pasa nada, de eso nos reímos todos». Como lo de «Yo no salgo más en chándal»... Ese tipo de rollos que a toro pasado ya te puedes reír. Todo al principio siempre molesta, pero luego al final dices: «Mira, no puedes luchar contra tanto, es imposible». Soy persona, soy una, soy humana, ja ja ja.
-Pero vayamos a la no-cobra. ¿Cómo es posible, con lo prevista que estaba esa actuación, que hubiese ocurrido esto?
-Cualquiera que me conozca un poco sabe que de lo que no peco es de no intentar ser siempre muy profesional. Siempre he sido bastante correcta y yo no doy cabida a improvisaciones, a jugármela o a hacer cosas así. Mis amigos ni dudaron que hubiese cobra. Pero claro, convencer a toda la sociedad española, dije: «¡Joder, pues qué trabajo tan complicado!». Por eso pensé: «Pues venga, nos vamos a reír». No tuve mayor trauma que manifestarlo con gracia. No puedes pelearte contra todo y convencer a la gente cuando hay tanto en contra, no puedes perder tiempo en eso. Dije la verdad, no funcionó... pues nada, nos reímos. Sin meterle mucha más energía que la que tocaba.
-¿Pensaste en ese momento en que viste que no os coordinasteis que se iba a liar con la escena?
-Qué va, para nada. Yo me lo estaba pasando muy bien, la gente estaba emocionada como nosotros, y eso era mucho más fuerte que cualquier gesto. No estaba muy pendiente... me enteré luego [risas]. Los problemas en mi vida son otros, y en la de cualquiera. Esta es una anécdota más de mis anecdotitas y curiosidades, ja ja ja, así que no me lo tomé a mal.
-Olvidemos la cobra y el chándal. No hace tanto que te tomaste un año sabático. ¿Ya no te queda nada de ese pensamiento que tuviste de abandonar la música?
-La carrera de un artista conlleva que en algún momento flaquees y digas: «Hasta aquí». Es normal cuando llevas muchos años, ¿no? Tengo licencia para decirlo. Gracias a mi equipo, Alias Music, que el martes hicieron doce años de muchísimo curro y son los que más me conocen, cambié de idea. Yo les decía: «Cerrarlo todo, lo dejamos». Y ellos estaban como... «Bueno, ¿qué pasa?». Hasta que me pusieron una canción y dije: «Uy, esto lo tengo que grabar yo». Y me picó el gusanillo. Ahora estoy embarcada otra vez en faena y encantada. Feliz. Es verdad que esto tiene subidones y bajones, pero estoy en una muy buena etapa. Tu cara me suena, el disco, el tour... Tengo que disfrutarlo.
-Hablando del programa, cada semana comentan tu valoración a Rosa.
-Antes de empezar el concurso ya empezamos a comentar, porque somos amigas y hablamos. Entonces ella me decía: «Tú sé imparcial», y yo le decía: «Vale, vale». Es verdad que con Rosa soy bastante imparcial, porque ella lo está haciendo muy bien, tiene una gran evolución a niveles muy complicados. Yo tengo mucha empatía con todos, no tengo favoritos. También es verdad que le echo un cable, porque le digo: «Oye esta me ha gustado más, esta me ha gustado menos»...
-Decías que estás en una etapa muy feliz. ¿Cómo te ha sentado rebasar la barrera de los 40? En la música hay quien piensa que el pop es para los más jóvenes.
-Está bien que en la música entre todo lo nuevo, y luego está la otra parte. A mí Dios me ha venido a ver y he dicho: «Pues vamos a seguir, pero a tope». Es verdad que a los 40 empieza la cara B del disco, pero estoy hasta arriba de trabajo y soy muy privilegiada. Es una etapa muy feliz, a gusto conmigo, a gusto con quien soy, pero no doy nada por sentado. Siempre busco maneras de seguir.
-Te ves bien y se nota. Tus transparencias en el «El Hormiguero» fueron muy comentadas.
-Mira, por ejemplo, cosas así que son un detalle de repente se hacen virales. La exposición siempre conlleva riesgo. Yo se lo había visto antes a muchas actrices y no me llamó la atención. La verdad es que me han aconsejado y yo me he dejado.
-También te dejaste aconsejar durante la producción del disco. Creo que te dijeron: «La fuerza está muy bien, pero no apabulles». ¿Te pasa mucho eso de apabullar?
-Sí, yo soy muy intensa. Supongo que cada uno tiene algo que destaca. Yo la intensidad creo que la tengo por instinto de supervivencia, no me ha quedado otra. He desarrollado más ese punto, incluso cantando con fuerza, con porte. Estuvo muy bien porque la productora, que es mujer y es productora, que hay que destacarlo, María Marcus, siempre me decía: «Venga, relájate, tomamos un café».
-Pero después de un álbum más íntimo diste un giro al pop-rock. Este es más cañero.
-Hay un punto de fusión, que además siempre lo busco. Sí es cierto que hay un trabajo de voces, porque la productora es sueca y tiene mucha escuela de voces, de armonía con la voz. Me tuve que espabilar porque soy intérprete y soy solista, con lo cual siempre hago voz principal. En este caso sí es verdad que he tenido que buscarme diferentes voces que hicieran de colchón atrás, armonías que a mí no me cuadraban y que de repente quedaban preciosas.
-Tu canción preferida es «Libertad». ¿Por qué la eliges?
-Es ideal para ponerte a mirar un paisaje gallego, porque es eso, libertad. Póntela y sabrás de lo que hablo.
-¿Qué queda hoy de aquella Laura diplomada en Educación Infantil?
-Me queda la lección de trabajar duro, porque yo abría la guardería a las seis de la mañana, terminaba a la hora de comer y me iba a trabajar al casino a cantar. Estuve así como cinco o seis años. Pero de Educación Infantil lo que me queda es conocer un poco la labor de las madres, que la tenemos como algo muy natural, pero hacen malabares para poder cuidar a los hijos, y los padres también. La vida va tan rápida que cuesta sacar tiempo para cuidar a los hijos y hay que quitarse un poco de culpa, porque todo no se puede hacer. Para eso te tienen que gustar los niños, y a mí me encantan.
-¿Y los tuyos?
-Me caen genial los niños, y eso se nota con Tu cara me suena, que lo ven muchos y he conectado con ellos. Yo creo que todas las mujeres tenemos brotes, como les llamo yo. Si aprovechas el brote y estás en un momento en el que todo te cuadra, supongo que sí. Y si no te cuadra pues mira, es lo que hay. No he tenido esa circunstancia de momento. Sí que lo he deseado, pero no tenía pareja, con lo cual no me lo planteo. Aunque es muy lícito hacerlo, pero yo no lo veía. Y a día de hoy estoy muy tranquila y centrada en mi trabajo. Tengo claro que ahora mismo no me podría dividir. Estoy tratando de ser lo más responsable posible conmigo misma.