El libanés llega a Galicia para presentar «La increíble historia de Violín», que recuerda que el suyo no es un Stradivarius ni mucho menos. Es el instrumento que salvó a su abuelo del genocidio armenio cuando se hizo pasar por músico. HOY, actúa a las 21.00. en el Auditorio Mar de Vigo. El domingo, a las 20.30, en el Palacio de la Ópera de A Coruña. No hay entradas.
20 oct 2017 . Actualizado a las 05:05 h.Deambula entre la pasión y la técnica del virtuoso. Así camina Ara Malikian (Beirut, 1968) por una cuerda floja que bien podría haber sustraído de su propio violín. Una mezcla difícil, a veces inestable para el oído profano, pero que sin embargo ha sabido domesticar y le ha abierto las puertas de los teatros de todo el globo a un intérprete que se sale de la norma del violinista clásico, y se mueve, salta, o danza; cuando la música lo requiere. Regresa a Galicia a contar la historia de ese instrumento de cuatro cuerdas que cayó en sus manos en el Líbano y le cambió la vida. Así suena La increíble historia de Violín.
Le advierto que las entradas para Malikian volaron hace semanas (y muchas hará ya meses). Sucede siempre que aparece en la programación de cualquier lugar. No en vano, ¿cuántos violinistas se han permitido el lujo de grabar un directo en Las Ventas madrileñas? Lo hizo a modo de celebración, para conmemorar esos quince años que cumplía residiendo en España. Y aun así, la humildad siempre recorre el discurso del libanés que en su día tuvo que huir de su tierra. «Yo no soy quien para cambiar la música clásica», ha declarado en más de una ocasión. Quizás sea verdad, pero le ha dado un nuevo aire indiscutible. Pasar de Paganini a Led Zeppelin es algo propio e inimitable.
La suya ha sido una vida difícil. Sin un regalo más allá del de la música, la que fue su salvación y su vía de escape y en la que demostró un talento precoz con tan solo doce años cuando dio su primera actuación. Dos años más tarde, a los catorce, el director de orquesta Hans Herbert-Jöris le escuchó y consiguió para él una beca del gobierno alemán para cursar estudios en la prestigiosa Hochschule für Musik und Theater Hannover. Fue el alumno admitido más joven hasta la época. Por eso, su futuro en aquel momento, hoy su presente; quizás no sorprenda tanto como debiera, aunque obviamente suscita un grato interés. Es fácil decir que ya cuenta con su propia orquesta de más de cincuenta músicos, o que ha colaborado con artistas tan dispares como Extremoduro o Huecco, y ha dado forma a bandas sonoras para Almodóvar; pero la realidad es que ha sido un camino asfaltado entre talento y estudio, una carretera en la que el público español ha acabado por crear una especie de comunión idílica entre ambos y que se refleja en el cartel de «No hay entradas» a la puerta del recinto de turno.
En su actual gira, perteneciente a la presentación de La increíble historia de Violín, Malikian recuerda, a través de la música, como el suyo no es un Stradivarius, ni nada parecido, pero fue el que salvó a su familia del horror durante el genocidio armenio en el 1915, pues fue ese violín el que su abuelo tomó con sus manos para fingir formar parte de un grupo musical. Así llegó a Líbano y rehízo su vida. Así es como su padre se empeñó en que aprendiera violín y de nuevo le ayudó a huir de otra guerra, para estudiar en Europa. Una auténtica historia de amor por la música, por un instrumento que guarda recuerdos y que el libanés ha decidido traducir en notas musicales. Un viaje real como pocos.