Vuelve a la capital gallega con Diego Cortés, virtuoso de las seis cuerdas que lleva dos décadas poniendo sus manos al servicio del catalán
10 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Dejó atrás cualquier definición posible hace tiempo. Albert Pla (Sabadell, 1966) hace canciones, sí; pero también flirtea con el cine, el teatro, la performance… Cualquier espectáculo es válido a la hora de crear ese retrato irónico, irreverente, agudo; que Pla ofrece de la realidad.
-Tengo entendido que ahora vive en el campo. ¿Se ha cansado del ambiente urbano, de las ciudades? -La verdad es que nunca he sido de vivir en la ciudad. Creo que aquí se vive mejor, o a mí me parece que así es.
-Es usted un artista prolífico donde los haya, pero en lo referente al mercado discográfico hace tiempo que no edita nuevas canciones en un CD, desde el 2011. ¿No le salen o…?
-Bueno, partamos de que eso del mercado discográfico no existe y luego es que… He estado haciendo otras cosas. Canciones he hecho muchas, lo que pasa es que se han metido en espectáculos como Manifestación o Guerra, que es verdad que no se han editado en disco como tal. Con las canciones del siguiente sí es probable que hagamos un disco con ellas.
-¿Se refiere a «Miedo»?
-Sí, a ese mismo. Hablará de la vida en general, de esto, de aquello. Durante el espectáculo se tocarán canciones, y se mezclarán con vídeos.
-Cuando habla de miedos, ¿habla de los suyos? ¿Hay alguna parte autobiográfica? -No, no. Yo nunca he contado mi vida en mis canciones.
-Es irónico que lo diga, porque la interpretación de muchas de ellas han generado controversia. -Sí, se han malinterpretado un montón, pero bueno… Tampoco me preocupa.
-Pero usted tiene muchísimo material publicado. El público ya debería saber cómo tomárselo. Ha hecho desde un disco de nanas a un musical. Poco le queda por hacer.
-Si quisiera llevar a cabo todo lo que se me ocurre no tendría tiempo para todo. En realidad yo no quiero hacer nada, al menos nada en concreto. Ahora estoy con estos bolillos, y mañana estaré pensando y preparando otras cosas. Normalmente cojo el proyecto más factible y lo hago, no me supone un esfuerzo.
-Hace unas semanas envió esa carta sobre Cataluña que luego definió como una apuesta entre sus amigos del WhatsApp… ¿Ya le han pagado?
-[Ríe] Nos lo gastamos entre todos.
-¿Y no le sorprendió que su opinión fuese tomada tan en serio?
-A mí todo el que me conoce un poco sabe que todo esto me la suda. Es curioso ver cómo cualquier artista que se posiciona o habla del tema tiene más repercusión que los propios políticos. No me parece mal que lo hagan, ¿eh?… Pero yo no puedo contestar en serio. Yo soy como una rata, un superviviente; por eso me da igual que haya gatos blancos o gatos negros por encima.
-¿Le parece esta una sociedad que no pilla las bromas?
-No… Siempre ha sido así. Ahora todo dios anda mirando el móvil; pero antes miraban la televisión. Siempre hay algún tema que se consume y luego se olvida. Toca este como importante pero ya se cambiará. ¿Quién se acuerda de la crisis griega? ¿Y de las vacas locas?
-¿No le interesa saber cómo acabará todo esto?
-No me preocupa, la verdad. Llevo toda la vida a lo mío, y no creo que eso vaya a cambiar mañana. Tengo otras cosas en las que pensar.
-¿Lee el periódico?
-Antes entraba en Alerta Digital para echarme unas risas; pero un día vi que los mismos titulares ya salían en El País. Idénticos.
-Este mismo año también criticó duramente la gestión de los teatros por los ayuntamientos. Habló de boicot a sus conciertos tras su rifirrafe con Albert Rivera.
-Yo ya no toco en teatros de ciudades que gobierne el PP. Controlan quién y cuándo toca; pero eso parece que a nadie le importa.