Rostro impertérrito de la canción pop en España, el madrileño se ha vuelto a meter en el estudio con su aliado Jorge Explosión. Revisa su trayectoria, cogiendo impulso para volver a subirse a los escenarios. En breve, cantando en los clubes de todo el país
11 jun 2018 . Actualizado a las 16:48 h.Cumple medio siglo como artista y lo celebra con un nuevo disco, Desmontando a Micky. «Esto se consigue solo a base de música y salud», reflexiona el madrileño.
-¿El rock n’ roll es el combustible?
-Bueno, cuando empezamos éramos versioneros y dependíamos mucho de las cosas que nos sugería la compañía de discos. No se fiaban mucho de nosotros. Éramos tan yeyés y tan innovadores que, ya no es que nos sugiriesen, es que casi nos obligaban a grabar lo que nos decían. Pero, entre col y col, iba alguna lechuga. Cuando podíamos colar un tema de Ray Charles o cosas así lo metíamos.
-¿Por qué hay que desmontar a Micky en el 2018?
-Es el título de una de las canciones del elepé. Se trata de una de las genialidades de Jorge de Doctor Explosión, que es mi productor. Decía: «Vamos a hacer algo que explique un poco toda tu vida». Se montó una leyenda muy loca con unos coros femeninos, que le llamamos las Micketas. Ahí hago un repaso por La gallina, el No sé nadar, el Birubú... todas las canciones que fueron éxito. ¿Desmontar? En realidad es volver al origen con un disco definitivo, con todo lo positivo de estos 50 años de experiencia.
-¿Ha sido Jorge Explosión determinante en su última trayectoria?
-Sí. Yo estuve con los Tonys en los sesenta. Luego, en los setenta, con Fernando Arbex. Y luego nos metimos un poco en el revival con lo de la Movida, recuperando unos Tonys que ya no eran los mismo. Luego me encuentro en plan solista y tengo la oportunidad de trabajar con Doctor Explosión hace unos 20 años en el Actual de Logroño. Ahí yo le caigo bien, porque él es fan mío de toda la vida. Un amigo nuestro hizo de puente. Le dijo si era capaz de grabar un disco. De ahí salió La cuenta atrás y nos metimos en el mundo indie. El disco lo sacó Munster Records. Ahora estamos con Ramalama, con José Ramón Pardo, otro rocanrolero de toda la vida.
-¿Un joven haciendo rock n’ roll en la España de los primeros sesenta tenía mucho rechazo social?
-Al principio yo quiero pensar que sí. Esto era nuevo para lo que se escuchaba en las radios. ¿Pero sabes lo que pasa? Creo que nos dieron licencia porque éramos los niños rebeldes de familia bien. No nos daban importancia y no se metían mucho con nosotros. Aquello fue el granito que se ha ido convertido con el tiempo en una montaña. Ahora es imposible tirarla.
-¿A estas alturas de la película usted con qué se siente más cómodo, con lo del hombre de goma o el chico de la armónica?
-A ver, yo soy el hombre de goma. Me lo pusisteis vosotros, los medios. De repente aparece un tío en el Price moviéndose así, estirándose y quedó. Lo que pasa es que luego llega la película con lo del El chico de la armónica y pillamos a las mamás y a las niñas. Era una balada que cuando la estaba grabando sentí un pellizco especial en mi corazón. Va a dar que hablar, pensaba. Imagínate si dio que hablar que la quiso grabar Elvis Presley. Iba a versionarla, lo aseguro.
-Recientemente protagonizó estas páginas Julio Iglesias. Usted coincidió con él en «La vida sigue igual».
-Sí, la rodamos en la Manga del Mar Menor. Fue la última película musical que rodé, tras Megatón Yeyé y Codo con codo. Hacía de compañero de él. Tengo grandes recuerdos.